La entidad europea de calificación Scope Ratings ha reducido la calificación de emisor a largo plazo y de deuda sénior no garantizada en monedas local y extranjera de Estados Unidos de ‘AA’ a ‘AA-‘, modificando además la perspectiva de ‘negativa’ a ‘estable’.
“El continuo deterioro de las finanzas públicas y un debilitamiento en los estándares de gobernanza han motivado esta rebaja”, indica la agencia, que aún así sostiene que factores como la fortaleza económica del país, la solidez institucional y la posición del dólar como moneda de reserva mundial sostienen los ratings de Estados Unidos.
La decisión de rebajar la nota ha estado influenciada por el empeoramiento continuado de las finanzas públicas, evidenciado en déficits federales altamente persistentes y un coste creciente en el pago de intereses.
Scope señala que esta tendencia conduce a un incremento constante en la relación deuda pública/PIB, que se espera que llegue al 140% hacia 2030, superando ampliamente a la mayoría de sus pares soberanos.
Además, la extensión de anteriores reducciones fiscales y un alto nivel de gastos obligatorios restringen la capacidad del gobierno para ajustar el presupuesto a corto plazo. A largo plazo, los desafíos de la deuda pública son exacerbados por grandes pasivos contingentes no financiados, especialmente aquellos derivados de Medicare y Medicaid.
“La Ley One Big Beautiful Bill Act (OBBBA) ha contribuido al debilitamiento de las perspectivas fiscales”, alerta la agencia, proyectando que el déficit se mantendrá en el 7,4% del PIB en 2025, y oscilará alrededor del 7,8% entre 2026 y 2030.
Por otra parte, la agencia europea también señala un debilitamiento de las normas de gobernanza en Estados Unidos, incluyendo una concentración creciente de poder en el ejecutivo y una disminución en la eficacia del Congreso en un contexto de polarización política y estancamiento legislativo prolongado, lo que merma la previsibilidad y estabilidad en la creación de políticas.
“Esto incrementa el riesgo de errores políticos, incluso de parte de la Reserva Federal, y disminuye la capacidad del Congreso para implementar reformas que enfrenten los desafíos fiscales estructurales del país y respondan adecuadamente a futuras crisis económicas”, concluye.
