El costo promedio de las viviendas nuevas en territorio español ha marcado un récord de 3.151 euros por metro cuadrado, y se anticipa que este precio seguirá en aumento, con un incremento interanual proyectado del 8,7% para este año, de acuerdo con el informe más reciente de la Sociedad de Tasación titulado Diez tendencias y retos del mercado de la vivienda para la segunda mitad de 2025.
En el último año, las transacciones de compra-venta de viviendas se elevaron un 15%, mientras que las hipotecas crecieron un 18%, estimuladas por la reducción de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) y por un interés creciente de compradores extranjeros, quienes ya representan el 15% del total de operaciones, con cifras que superan el 30% en zonas como Málaga, Valencia o Baleares.
Este aumento ocurre en un escenario donde la oferta es aún escasa: los permisos para construcciones nuevas aumentaron un 19% interanual en el primer trimestre y las construcciones de viviendas libres un 12%, cifras que aún son insuficientes para satisfacer la demanda demográfica creciente.
Según datos del INE, se espera que España incremente su población en 5 millones de personas y 4 millones de nuevos hogares para 2039, principalmente en grandes urbes. Madrid y Barcelona concentrarán un millón de nuevos hogares, mientras que ciudades como Málaga, Sevilla, Valencia, Alicante y Murcia también experimentarán un notable incremento demográfico.
El sector hipotecario demuestra estabilidad, con una tasa de morosidad que ha alcanzado mínimos históricos del 2%, comparado con el 5% de 2016, lo cual indica una demanda solvente, compuesta mayoritariamente por compradores de reposición y extranjeros. Sin embargo, se está formando una bolsa de demanda excluida, constituida por jóvenes, la clase media con ingresos anuales inferiores a 27.000 euros y la población inmigrante, que se encuentra cada vez más marginada del mercado.
El acceso a la propiedad entre los menores de 30 años ha descendido del 56% en 2006 al 43% actual, mientras que el costo de los alquileres ha subido un 91% en la última década, en contraste con un aumento salarial del 26,5%.