La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha expresado desde Eslovenia su rechazo al ‘modelo Amazon’ que promueve jornadas laborales de 120 horas semanales, calificándolas de ‘esclavitud’ y no de trabajo ‘decente’.
En una conferencia de prensa con Luka Mesec, ministro de Trabajo esloveno, en el contexto del II Congreso Internacional del Trabajo, Díaz ha criticado la postura del presidente estadounidense, Donald Trump, contra la normativa europea sobre el trabajo en plataformas digitales. Aseguró que Trump intenta impedir su implementación en la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ‘para que no vea la luz’ y lo hace ‘con la excusa de una desregulación y, sobre todo, a favor de Amazon’.
‘El modelo Amazon de relaciones laborales no es decente en el mundo. Yo en mi país tengo ahora mismo una actuación fuerte contra ellos, pero lo tienen también muchos países en Europa (…) Es que trabajar 120 horas a la semana como defiende el modelo Amazon no es decente. (…) Vulnera la carta fundacional de la OIT del trabajo decente, tal y como lo conocemos’, destacó Díaz.
La ministra señaló que Trump va ‘fuerte’ contra la regulación en la OIT de las plataformas digitales porque supone ‘nada más y nada menos que un proceso de civilización’. ‘Aquí, en esta norma, nos jugamos, no el futuro. Nos jugamos el presente del trabajo tal y como lo conocemos’, advirtió Díaz.
Díaz recordó además la necesidad de que los países europeos incorporen la directiva comunitaria que regula el trabajo en plataformas digitales antes de diciembre de 2026.
‘Hoy los trabajadores y trabajadoras europeos, probablemente mi país sea la excepción por la ley Rider que hemos hecho, están siendo despedidos y sancionados a través de un algoritmo no humano y sin saber qué es lo que pasa en sus relaciones laborales’, denunció.
Además, hizo hincapié en que ‘centenares y centenares de miles de trabajadores’ europeos operan como falsos autónomos en plataformas digitales, siendo en realidad asalariados. Ante las sentencias que así lo declaran, existe ‘un auténtico fraude por la manipulación de enormes plataformas digitales, concentradas en muy pocas manos, que lo que hacen es iniciar una enorme huida, en términos técnicos, del derecho laboral’, criticó la vicepresidenta.
Díaz insistió en la importancia de una Europa social, ‘con sindicatos más fuertes que nunca, con los jóvenes y las mujeres implicados y con más derechos laborales que nunca’. ‘Y la posición europea no puede ser la de volver atrás’, alertó.
ALGORITMOS ‘TRANSPARENTES’ Y NEUTROS
Según la directiva europea, los algoritmos utilizados en los trabajos digitales deben ser ‘transparentes’. ‘No estamos situándonos en contra de las plataformas digitales ni del uso del algoritmo. Lo que estamos diciendo es que hay que abrir el algoritmo para conocer el sesgo que tiene’, explicó Díaz.
Díaz comentó que si una empresa diseñara un algoritmo que evaluara si los trabajadores llegan a final de mes, ese sesgo podría tener efectos positivos en las políticas de organización empresarial y de relaciones laborales. ‘Pero lo que estamos conociendo es que los algoritmos no son neutros, no lo son para los trabajadores y tampoco lo son para las empresas. Muchas empresas saben que la caja negra existe y que es real. Y muchos empresarios no saben cuál es el sesgo que tiene el algoritmo que se está aplicando en sus empresas. Pero sí sabemos que hay sesgos, que hay algoritmos que castigan a los trabajadores’, detalló.
Por ello, la directiva europea demanda transparencia en el uso de algoritmos en las empresas, así como que las decisiones laborales sean tomadas por personas, no por máquinas. ‘Nadie puede ser despedido ni sancionado por un algoritmo. Y hay patronales, que también tienen un enorme poder y son muy pocas, y consultoras de recursos humanos, que gestionan la entrada, la selección de personal y la salida en la empresa a través de algoritmos. De esto trata la directiva y el llamado a que se cumpla por los Estados miembros. Porque la ofensiva es fuerte, es por Trump, pero está siendo fuerte en la OIT’, concluyó.
