La severa caída del PSOE en las elecciones autonómicas de Extremadura de este domingo, con el peor registro de su historia en una región donde casi siempre ha gobernado, profundiza la crisis que atraviesa el partido de Pedro Sánchez por los casos de acoso y corrupción, justo cuando comienza un nuevo ciclo de citas con las urnas.
El aspirante socialista, Miguel Ángel Gallardo, se ha quedado en 18 escaños, 10 menos que el que hasta ahora era el suelo electoral del PSOE en la comunidad, los 28 diputados que obtuvo Guillermo Fernández Vara en los comicios de mayo de 2023.
Gallardo concurrió a las urnas mientras está siendo investigado por la contratación presuntamente irregular del hermano del presidente Pedro Sánchez en la Diputación de Badajoz, un elemento que, según fuentes de la dirección federal, ha pesado en su contra durante la campaña.
Saltan la alarmas en Ferraz
Ya lo adelantó Demócrata: el 30% de Vox haría sonar todas las alarmas y así ha sido: en Ferraz reconocen que el resultado es “malo” y lo vinculan sobre todo a la desmovilización de su electorado. “No hemos sabido movilizar “a los nuestros”, especialmente en las zonas rurales de Extremadura, apuntan fuentes socialistas. Insisten, además, en que no detectan un trasvase masivo de votos desde la izquierda hacia la derecha.
Admiten igualmente que la situación judicial de Gallardo ha contribuido a esa baja participación de su base y les ha pasado factura en las urnas: “Las circunstancias del candidato no han sido idóneas”, señalan. Su continuidad al frente del PSOE extremeño se abordará en la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal convocada para este lunes por la mañana.
En paralelo, en la cúpula socialista sostienen que el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo se ha equivocado al anticipar estos comicios, ya que buscaba asegurarse la mayoría absoluta para prescindir de Vox y, aunque suma un escaño más, no ha alcanzado ese objetivo. Aun así, los populares se colocan como primera fuerza y superan con holgura al conjunto de la izquierda.
Extremadura, un bastión tradicional del socialismo
Pedro Sánchez no se ha desplazado a la sede federal de la calle Ferraz para seguir el recuento, donde sí han estado la secretaria de Organización, Rebeca Torró, sus adjuntos Borja Cabezón y Anabel Mateos, y la portavoz del partido, Montse Mínguez.
Torró ha realizado una breve comparecencia en la que ha admitido que el resultado es “malo” y que no han logrado activar a su base electoral, aunque sostiene que el PP se encuentra “en la casilla de salida” y es ahora “más rehén” de Vox.
Se han confirmado así los peores pronósticos que venían avanzando las encuestas en las últimas semanas y el PSOE queda en una posición especialmente delicada, al tratarse de una autonomía que ha estado bajo su control prácticamente desde el inicio de la democracia, con siete mayorías absolutas sumando las etapas de Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Fernández Vara.
Las únicas interrupciones en ese dominio han sido los ejecutivos del PP de José Antonio Monago (2011-2015) y el actual mandato de María Guardiola (2023-2025).
Primer test en las urnas tras las imputaciones de Ábalos y Cerdán
Estas autonómicas son las primeras elecciones a las que se enfrenta el PSOE desde que estalló la crisis interna por los casos de acoso, que ha forzado la salida de varios altos cargos y ha desatado un malestar sin precedentes desde que Sánchez lidera el partido.
Llegan también después de la imputación de dos dirigentes del círculo más cercano al presidente, el exministro José Luis Ábalos, hoy en prisión preventiva, y el exsecretario de Organización, Santos Cerdán, que igualmente ha pasado por la cárcel. Ambos se enfrentan a peticiones de condena muy elevadas.
En este escenario, los socialistas encaran una cadena de citas electorales en los próximos meses: tras las extremeñas, llegarán las elecciones en Aragón, el 8 de febrero, y más adelante, a lo largo de 2026, las de Castilla y León y Andalucía. En todas ellas el PSOE deberá remontar resultados adversos si quiere arrebatar al PP los gobiernos autonómicos.
Ferraz anuncia que va a “reformular” su estrategia
En la Moncloa confiaban en que este clima judicial y orgánico no contaminase las elecciones autonómicas, y venían defendiendo que cada territorio responde a dinámicas propias. Consideran que el PP se equivoca al adelantar comicios en distintas comunidades con la idea de desgastar al Ejecutivo central, cuya suerte, subrayan, se decidirá al final de la legislatura, en 2027.
Desde Ferraz rechazan que este tropiezo en Extremadura tenga una traducción directa en clave nacional, que vaya a condicionar las próximas convocatorias electorales o que suponga un cuestionamiento inmediato de Sánchez.
Aun así, admiten que van a “reformular” algunas cosas de cara a las siguientes elecciones, especialmente en la forma de llegar a su electorado y activar a los votantes socialistas. “Partido a partido”, trasladan.