Bulgaria dará el salto definitivo al euro el 1 de enero de 2026, una decisión que marcará un antes y un después tanto para el país como para la propia Unión Europea. Tras años de ajustes económicos y técnicos, el Estado balcánico se convertirá en el vigésimo primer miembro de la eurozona, integrándose plenamente en la moneda común europea.
La entrada en el euro supondrá ventajas directas para ciudadanos y empresas. El cambio facilitará los viajes y las estancias en otros países de la UE, mejorará la transparencia de los precios y reforzará la competitividad del mercado interno. Además, la moneda única se consolidará como un símbolo tangible de la pertenencia de Bulgaria al proyecto europeo, asociado a mayores oportunidades económicas y de movilidad.
Desde Bruselas, la Comisión Europea ha acompañado de cerca todo el proceso. Con la adhesión búlgara, más de 357 millones de personas en la UE compartirán la misma divisa, en un contexto de amplio respaldo social al euro, según reflejan los últimos datos del Eurobarómetro.
Утре България се присъединява към еврозоната.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) December 31, 2025
Този ключов момент отразява години упорит труд и отдаденост.
Това означава по-лесни плащания, по-удобно пътуване и много нови възможности за българския бизнес.
Поздравления, България!
Можете да се гордеете с постигнатото. pic.twitter.com/sOxSJBKW1G
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha celebrado el paso dado por Sofía y subraya que se trata de “uno de los mayores logros de la Unión Europea”. En su mensaje, destaca que el euro simplificará los pagos y los desplazamientos, abrirá nuevas oportunidades para las empresas búlgaras dentro del mercado único y reforzará el peso del país en Europa, contribuyendo a una economía más sólida y competitiva a escala global.
Cómo será el cambio al euro
A partir del 1 de enero de 2026, el euro sustituirá progresivamente al lev, que se cambiará a un tipo fijo de 1,95583 levas por euro. Durante el primer mes, ambas monedas convivirán en circulación y los pagos realizados en levas se devolverán en euros, acelerando así la retirada de la antigua divisa.
Desde agosto de 2025, los comercios están obligados a mostrar los precios tanto en levas como en euros, una medida que se mantendrá hasta agosto de 2026. Para evitar subidas injustificadas, las autoridades han reforzado la legislación de protección al consumidor y han puesto en marcha un sistema de vigilancia diaria de los precios de 101 productos básicos, cuyos datos se publican en un portal específico.
El sistema financiero también se ha preparado con antelación. Los bancos ya disponen de billetes y monedas en euros y los han distribuido a comercios y empresas. El lev podrá cambiarse sin coste y sin límite temporal en el Banco Nacional de Bulgaria, y de forma gratuita durante los primeros seis meses en bancos y oficinas de correos, especialmente en zonas rurales. A partir de julio de 2026, estas entidades podrán aplicar comisiones.
Además, el 96% de los cajeros automáticos del país dispensará euros desde el primer día, y el resto se adaptará en un plazo máximo de dos semanas.
Un proceso avalado por la UE
La decisión llega tras el visto bueno de las instituciones europeas. En su Informe de Convergencia de 2025, tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo confirmaron que Bulgaria cumplía todos los requisitos para adoptar la moneda única. Ese dictamen permitió que, en julio del mismo año, los ministros de Finanzas de la UE dieran luz verde definitiva.
Las autoridades búlgaras han desarrollado un plan nacional de transición centrado en la protección del consumidor, basado en tres ejes: la doble indicación de precios, el control de bienes y servicios y la supervisión de comerciantes. Todo ello ha ido acompañado de una amplia campaña informativa, con el apoyo de la Comisión Europea y el BCE, para garantizar que la ciudadanía llegue al cambio plenamente informada.
Diseños de las nuevas monedas búlgaras en euros
Desde principios de diciembre, los ciudadanos pueden adquirir euromonederos con las nuevas monedas búlgaras. El país ha seleccionado tres motivos para las caras nacionales. En las piezas de 2 euros figura el retrato de San Paisio de Hilandar, acompañado de la inscripción en cirílico con el nombre del país y la palabra euro, además de la leyenda “Dios proteja a Bulgaria” en el canto.
En las monedas de 1 euro, la cara nacional muestra a Iván de Rila, santo patrón de Bulgaria, junto con las inscripciones en cirílico del nombre del país y la palabra euro.
Para celebrar la entrada de Bulgaria en la zona euro, el Banco Central Europeo (BCE) iluminará diariamente, desde las 17.30 horas, la fachada de su sede principal entre el 31 de diciembre de 2025 y el 11 de enero de 2026.
Protestas, recelos y temor a la inflación
La adopción del euro tendrá lugar pocas semanas después de la renuncia del primer ministro Rosen Zheliazkov y de todo su gabinete, tras las multitudinarias manifestaciones contra la élite política y contra los Presupuestos de 2026, elaborados por primera vez en la moneda común.
De acuerdo con una encuesta realizada a comienzos de año por la agencia Myara, el respaldo a la moneda europea se situaría en torno al 39%, mientras que el 57% de los consultados se mostraría en contra y el 39% a favor, debido al miedo a que la transición al euro se traduzca en un aumento del coste de la vida.

En este contexto, el gobernador del Banco Nacional de Bulgaria, Dimitar Radev, defendía recientemente que la entrada en la eurozona “limita el margen de maniobra política y económica y exige un mayor grado de disciplina”, lo que, a su juicio, puede amortiguar el impacto de las turbulencias políticas internas y de la incertidumbre global, al tiempo que proporciona un marco institucional más estable y predecible para la política económica.
Según Radev, la perspectiva de adhesión tiene un impacto claramente positivo en los mercados, con independencia de las tensiones políticas domésticas. “Los mercados financieros son pragmáticos. Evalúan si existen reglas claras, si las instituciones funcionan eficazmente y si la dirección estratégica es convincente”, apuntaba.
Lagarde trata de apaciguar las protestas
Por su parte, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, trató de responder a las inquietudes de la población búlgara durante una visita a Sofía. Reconoció que la preocupación de que la llegada del euro provoque subidas de precios “es totalmente legítima”, ya que la experiencia muestra que los cambios de moneda pueden conllevar un repunte temporal de la inflación cuando las empresas redondean los precios, si bien recordó que, en anteriores transiciones al euro, “el impacto fue de entre 0,2 y 0,4 puntos porcentuales”.
Lagarde destacó que, en el caso de Croacia, que se integró en la eurozona en 2023 en un escenario de inflación elevada, el efecto del cambio fue de aproximadamente 0,4 puntos porcentuales y se disipó con rapidez.

Según la presidenta del BCE, la reacción ciudadana sigue un patrón similar en todos los países: antes de la adopción, la incertidumbre es comprensible, pero una vez que hogares y empresas comienzan a utilizar la nueva moneda en su día a día, y siempre que exista un banco central creíble, la confianza tiende a reforzarse.
En esta línea, recordó que en todos los Estados que se han incorporado recientemente a la eurozona, el apoyo público al euro aumentó de forma notable en los seis meses posteriores a la transición.