Desde el anuncio de su encargo durante el Debate sobre el Estado de la Unión en 2023 y su posterior presentación en 2024, el informe Draghi ha marcado el paso de la política comunitaria, sobre todo en materia de competitividad. Tras un primer año de implementación, los distintos organismos comunitarios observan carencias importantes que lastran la posibilidad de consolidar el liderazgo europeo. «Las vulnerabilidades aumentan», ha lamentado el autor de El futuro de la competitividad europea, Mario Draghi.
Hace un año, el expresidente del Banco Central Europeo presentó un documento estratégico que sirvió para reflexionar sobre el futuro de la Unión y tratar de recuperar el liderazgo, más aún cuando algunas voces alertaban de un posible declive ante potencias como Estados Unidos y China.
En este sentido, en el último verano acrecentaron las críticas a la Comisión por la posibilidad de que se estuviera poniendo en riesgo las principales medidas que introducía dicho informe en materia de competitividad. El máximo organismo comunitario aceptó un acuerdo arancelario mediante el que Estados Unidos impuso unas tasas del 15% a los productos europeos.
Tras su presentación, el documento elaborado por el ex primer ministro italiano ha servido como referencia para, entre otros asuntos, las prioridades de la Comisión para este mandato, anunciadas por la presidenta del máximo organismo, Ursula von der Leyen, hace una semana durante el SOTEU. Una hoja de ruta que se orienta hacia el crecimiento, la transformación tecnológica, la descarbonización y el modelo social.
«Este informe tiene que marcar una diferencia real, tenía que ser un mapa para la acción», ha sentenciado la alemana en una conferencia en la que se ha ahondado en los desafíos pendientes recogidos en dicho informe. Lo cierto es que el libro blanco de la UE se estructura en tres ejes fundamentales. Por un lado, la reducción de la brecha en innovación a través de la tecnología y la digitalización. Se apuesta por una economía más sostenible compatible con los objetivos climáticos y la mejora de la productividad. Por último, Draghi proponía incrementar la seguridad europea a través de la suspensión de las dependencias con terceros países.
Mientras Von der Leyen asegura que «la gente de Europa espera que nuestra democracia decida, actúe y cumpla. Y sé que Europa puede lograrlo», Mario Draghi va un paso más allá: «Un año después, Europa se encuentra en una situación más difícil. Nuestro modelo de crecimiento se desvanece. Las vulnerabilidades aumentan».
El balance de la Comisión
La presidenta ha hecho bandera de iniciativas como la «Brújula de la Competitividad», expuesta hace meses, acompañada de medidas como el Acuerdo Industrial Limpio, las fábricas de Inteligencia Artificial, nuevos marcos de ayudas o el plan para una energía asequible. «Esto no es un ‘misión cumplida’. Esta es la misión de la próxima década para hacer de Europa uno de los continentes líderes en IA», ha defendido.
Pese a que desde la Comisión se considera que se están dando pasos importantes, se lamenta que obstáculos como la falta de un mercado único plenamente integrado sigan suponiendo un problema crítico. Eso sí, se argumenta que Europa ha avanzado en el liderazgo de la supercomputación gracias a haber duplicado el número de superordenadores. El objetivo es hacer de Europa «uno de los continentes líderes en IA».
La brújula estratégica de la UE para liderar la competitividad
Tal y como hizo durante su discurso en el SOTEU, Von der Leyen se ha reafirmado en las políticas de descarbonización, reflejadas en el informe del italiano. Apunta a que esta transición energética no es solo un imperativo climático, sino también una oportunidad económica.
En esta línea, ha destacado que el continente ha reducido su factura de energías fósiles, con más del 70% de la electricidad generada por fuentes bajas en carbono. Europa apuesta además por reformas de infraestructuras e interconexiones que impulsen sectores industriales sostenibles. Entre estas medidas está el recorte de tiempos de permisos a proyectos críticos como interconectores y corredores energéticos.
Excesos de dependencias
Uno de los pilares del informe de Mario Draghi era la seguridad europea y la necesidad de desligarse de dependencias externas. Von der Leyen ha reconocido los riesgos aún existentes en cadenas de suministros o en la posición dominante de China en el procesamiento de materiales estratégicos.
En Bruselas se subraya la estrategia de diversificación de proveedores con acuerdos como el reciente anunciado con Mercosur, y proyectos en África, Canadá y Asia para asegurar acceso a minerales. «No podemos seguir dependiendo de otros para importar el acero que necesitan nuestros fabricantes de automóviles, o el cemento que necesitan nuestros constructores», ha declarado la alemana.
Para abordar la seguridad, Von der Leyen se ha remitido al «European Defence – Readiness 2030», el libro blanco de la Comisión para movilizar hasta 800.000 millones de euros en inversiones. Draghi pedía reforzar la autonomía industrial europea, especialmente en defensa, espacio y materias primas críticas, disminuyendo la vulnerabilidad ante riesgos geopolíticos.
La voz de Draghi
En esta fecha señalada en el calendario, el expresidente del BCE ha querido volver a poner sobre la mesa algunas recomendaciones a la Comisión Europea. Ha solicitado que se pause la Ley de la IA porque considera que la siguiente etapa, que abarca los sistemas de IA de alto riesgo, «debe ser proporcionada y apoyar la innovación y el desarrollo». «La implementación de esta etapa debería suspenderse hasta que comprendamos mejor sus inconvenientes», ha sentenciado. Draghi considera que la norma es «otra fuente de incertidumbre».
Sobre la inacción europea, ha recordado que «no solo amenaza nuestra competitividad sino nuestra propia soberanía» y ha señalado a los Estados miembros, a los que acusa de no haber «comprendido la gravedad del momento». «Eso es complacencia», ha respondido.
Draghi apunta a dos trampas en las que la UE puede haber caído: «esfuerzos nacionales descoordinados o fe ciega en que las fuerzas del mercado construirán nuevos sectores». Ante este planteamiento ha defendido que «la primera nunca puede generar escala. La segunda es imposible». Para financiar estos proyectos comunes, ha señalado «considerar la deuda común» como una de las soluciones. «La emisión conjunta no ampliaría mágicamente el espacio fiscal. Permitiría a Europa financiar proyectos más grandes», ha concluido.
