El Ejecutivo comunitario ha dado un nuevo paso en su objetivo de proteger al sector siderúrgico de la Unión, ante lo que considera “consecuencias injustas del exceso de capacidad mundial”. El Plan de la Comisión pasa por reducir hasta el 50% la cuota de acero importado que accede sin aranceles e incrementar el impuesto a las cantidades que superen el límite hasta el 50%.
El anuncio pretende reemplazar la medida de salvaguardia del acero que caduca en junio del próximo año. Desde Bruselas, se justifica que la industria y varios Estados miembros, entre ellos España, estaban reclamando una defensa permanente de este sector con vistas a mantener los empleos y apoyar a las partes interesadas en sus esfuerzos de descarbonización.
Aterrizar en Estrasburgo
En este marco, Demócrata examina la propuesta comunitaria con la eurodiputada popular Susana Solís, miembro de la Comisión de Medio Ambiente, y el eurodiputado socialista Nicolás González Casares, miembro de la Comisión de Industria. Solís apunta que la medida “llega en el momento en que más falta hacía” y pide acelerar el impulso de la energía asequible y la estabilidad regulatoria. Mientras, Casares explica que allanará el camino para “volver a niveles de utilización de nuestra capacidad precedentes a la crisis de sobrecapacidad de producción mundial”.
Además, ambos coinciden en la necesidad de desplegar de forma plena el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM). La popular defiende que “para cerrar las lagunas que permiten su elusión” y el socialista lo define como uno de los instrumentos que ayudarán a proteger al sector.
¿Cómo va a repercutir la medida en el sector de la industria del acero español?
Susana Solís (EPP): En mi región, Asturias, donde se concentra la principal industria del acero en España, esta medida supone un respiro muy esperado. Desde hace meses veníamos pidiendo a la Comisión que actuara, y por fin lo ha hecho.
Esta propuesta responde directamente a las demandas del sector, tanto de las empresas como de los sindicatos. Llega tarde, sí, pero llega en el momento en que más falta hacía. Era urgente actualizar las salvaguardias y dar estabilidad a una industria que es esencial para el empleo y la descarbonización.
Ya el año pasado impulsé un debate en el Pleno del Parlamento sobre esta cuestión, y hoy podemos decir que la Comisión ha escuchado al Partido Popular Europeo y a la industria.
Ahora parece que hay un compromiso por parte de las instituciones comunitarias de revertir el declive que veníamos reclamando. La propuesta surge de las demandas del propio sector, tanto industria como sindicatos lo estaban pidiendo.
Podemos decir que por primera vez, se atiende las peticiones de todo el sector en su conjunto. Con todo, es una buena medida. Era inaplazable.
Nicolás González (S&D): Dará certidumbre y ayudará a proteger un sector inundado por una sobrecapacidad fuertemente subsidiada, ya que las medidas de salvaguardias actuales espiran en junio de 2026.
El nuevo marco de protección comercial debe allanar el camino para que la industria europea recupere tasas de utilización competitivas.
Debe ofrecer una cobertura completa de todos los productos y países pertinentes, incluidos los derivados del acero cuando corresponda
El vicepresidente Séjourné ha asegurado que protegerá al sector, ¿es esto cierto?
Susana Solís (EPP): Sí, medidas como esta protegen a nuestra industria frente a la competencia desleal. Pero no podemos quedarnos ahí.
La defensa comercial es solo una parte de la solución. Ahora debemos garantizar energía asequible y estabilidad regulatoria para las industrias electrointensivas. Ningún arancel puede compensar el hecho de que una empresa asturiana pague el doble por la electricidad que su competidora asiática.
También es clave reforzar el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), para cerrar las lagunas que permiten su elusión. La Comisión se ha comprometido a revisarlo antes de final de año, y esperamos que sea una revisión ambiciosa.
Nuestra voluntad es que la medida que se ha anunciado ahora se apruebe de forma urgente. El acero es un sector estratégico para Europa, imprescindible para el automóvil, la construcción o la transición verde, y necesitamos una visión a largo plazo para darle estabilidad.
Nicolás González (S&D): Será uno de los instrumentos que ayudará a proteger el sector del acero, en un momento en el que se han exacerbado las medidas proteccionistas unilaterales y la sobrecapacidad.
A ello hay que añadir la NZIA y de Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) que entrará plenamente en vigor en 2026.
El objetivo debe ser volver a niveles de utilización de nuestra capacidad precedentes a la crisis de sobrecapacidad de producción mundial (más del 80%) y proteger los proyectos de descarbonización.
¿Hay que apostar por iniciativas proteccionistas en asuntos estratégicos como este?
Susana Solís (EPP): No se trata de proteger por proteger, sino de garantizar igualdad de condiciones. Mientras otros países subvencionan su producción y bloquean importaciones, Europa ha mantenido el mercado abierto y ha visto cómo su industria se debilitaba.
Con esta propuesta no se cierran las puertas al comercio: se establecen reglas justas. Como dijo el vicepresidente Séjourné, no tenemos que pedir perdón por defender nuestra industria.
Europa necesita pasar del discurso a la acción. Ahora debemos fomentar la demanda de acero verde europeo, revisar la directiva de contratación pública y priorizar las inversiones que fortalezcan nuestra autonomía industrial.
Nicolás González (S&D): Se trata de reforzar autonomía estratégica de la UE.
El sector siderúrgico se enfrenta a una falta de igualdad de condiciones, agravada por EE.UU. adoptando arancel fuera de la OMC para limitar las importaciones en sus mercados.
La propuesta es coherente con las obligaciones internacionales de la Unión, en particular siendo compatible con la OMC.
Las siderúrgicas de la UE están en un proceso de transformación con inversiones ambiciosas en proyectos siderúrgicos ecológicos necesarios para seguir siendo competitivos y descarbonizar su producción.
Además de estas medidas, deben adoptarse medidas para impulsar la competitividad de los sectores que utilizan el acero.
Juego de equilibrios
Hasta ahora, la industria del continente operaba con niveles de utilización de capacidades bajos, cerca del 67%. Lo que se pretende a través de la reducción de los niveles de los contingentes arancelarios libres de derechos es dar margen para que se alcancen cifras más saludables, en torno al 80%.
En la Comisión justifican que la forma de la medida se ha calibrado cuidadosamente para garantizar su eficacia para responder a “un exceso de capacidad mundial”, impulsado por políticas y prácticas no comerciales. “El arancel del 50% fuera de contingente también garantiza que el comercio fuera de los volúmenes del contingente arancelario se limite, sin socavar así la eficacia de la medida. Un arancel inferior (25%) habría corrido el riesgo de resultar ineficaz”, defienden en Berlaymont.
“Al proteger nuestro mercado de la competencia global desleal, estamos construyendo el camino hacia una siderurgia europea soberana y descarbonizada”, ha declarado el vicepresidente ejecutivo de la Comisión y comisario de Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, en la presentación de la medida.
Resuena en Washington
Por su parte, la presidenta Ursula von der Leyen ha aprovechado el anuncio para pedirle al resto de colegisladores “que actúen con rapidez”. “La Comisión seguirá colaborando con la industria para proteger y crear empleos de calidad”, ha afirmado la dirigente.
Con respecto al acuerdo arancelario con Estados Unidos firmado por la Comisión en agosto, se explica que esta es una medida unilateral propuesta en vista de las necesidades establecidas en el Plan de Acción del Acero. “Es anterior a la Declaración Conjunta UE-EE. UU.”, concluyen. Así y todo, sí que se ha mostrado la voluntad de colaborar con países afines para proteger sus economías del exceso de capacidad global.Ahora, este anuncio tiene que esperar el visto bueno tanto del Parlamento Europeo como del Consejo para llegar al reglamento final. La Decisión del Consejo que autorice la apertura de negociaciones precisa de mayoría cualificada para prosperar.