Durante los últimos dos días se ha evidenciado en Bruselas la complejidad, en el contexto internacional actual, de sacar adelante legislación climática. Los ministros de Medioambiente del continente se reunían con el objetivo de alcanzar un acuerdo sobre la reducción de emisiones europeas de cara a 2040. Desde el principio, algunos países amenazaban con tensar las conversaciones exigiendo que se introdujeran cláusulas de flexibilidad que aportasen cierta estabilidad.
Tras la reunión, que se prolongó más de veinte horas, los veintisiete pactaron la cifra de la reducción del 90% de forma vinculante. La clave está en el acuerdo por el que cada Estado miembro podrá adquirir un crédito de emisiones de hasta un 5% más, por lo que la cifra puede entenderse reducida al 85%. Esta propuesta parte de las demandas de países como Francia e Italia, que plantearon desde el comienzo la posibilidad de estas compensaciones.
España planteaba que esa flexibilidad no superase el 3%. Sin embargo, para tratar de conciliar a las partes más resistentes se ha acordado que, de manera opcional, las capitales puedan adquirir esos derechos de emisiones por valor del 5% a terceros países. Al ser cuestionado el ministro danés del ramo, Lars Aagaard, sobre quién sufragará esas partidas, ha planteado que deberán ser los Estados que hagan uso de esta medida los que se hagan cargo de su coste.
Del 3% al 5%
De hecho, la propia Comisión Europea, en su propuesta del pasado mes de julio, estableció que se pudiera utilizar a partir de 2036 una contribución limitada del 3% para los créditos de alta calidad, conocidos como mercados de carbono. Esto, en la práctica, viene a significar que los Veintisiete están autorizados a comprar a países extranjeros dichos compromisos mediante la inversión en proyectos sostenibles.
Los créditos podrán utilizarse a partir de 2036, y como proyecto «piloto» entre 2031 y 2035. En este punto, se ha pactado también la introducción de una cláusula de revisión cada dos años, con la que se podría aumentar el porcentaje de esos créditos de emisión un 5% adicional. En este sentido, se ha acabado acordando también que la entrada en funcionamiento del sistema de comercio de emisiones ETS 2 no sea hasta dentro de tres años. A través de este, se pone un precio al CO₂ del transporte rodado y los sistemas de calefacción de los edificios.
La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha defendido que “el texto pactado no es perfecto, pero es bueno”, al explicar que “el objetivo vinculante queda claramente definido en el 90%”. De la misma forma, reconoce que, fruto de las negociaciones, se ha añadido ese 5% de derechos de emisiones. “Cada uno a nivel doméstico puede utilizarlos o no; lo que prima en todo este texto es la ambición de ese 90% respecto a 1990”, ha apuntado.
A examen cada dos años
Sobre la cláusula de revisión, Aagesen ha expuesto que “eso sí que no ha cambiado desde el principio” y ha detallado que se hará uso de ella “en función de la madurez de las tecnologías, de las barreras, de las oportunidades, de las circunstancias en el contexto europeo”. “Hemos trabajado toda la noche para llegar a un texto ambicioso”, ha concluido.
En la votación final, Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa se han posicionado en contra, mientras que Bulgaria y Bélgica han optado por la abstención. Ahora, tras el pacto que ha salido adelante con mayoría cualificada, la Unión Europea llegará a la Cumbre del Clima en Brasil con el objetivo de cara a 2040 bajo el brazo. Servirá también como marco legal para la elaboración de normas que impulsen la aceleración hasta llegar a los objetivos. Donde sí que ha habido acuerdo por unanimidad ha sido en el debate sobre las contribuciones nacionales.
Representa, además, el marco legal sobre el que se irán construyendo normas para alcanzar ese objetivo, que afectarán a todos los sectores económicos, desde la industria y el transporte hasta la agricultura o la producción de energía.
Contribuciones nacionales
En esta línea, los Estados están obligados a actualizar sus Contribuciones cada cinco años. En ellas se detallan los esfuerzos realizados por cada país para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los impactos del cambio climático. La UE presenta una única NDC en nombre de la Unión y sus Estados miembros.
La Comisión afirma que con el objetivo propuesto “se envía una señal a la comunidad internacional” porque la UE “mantendrá el rumbo en materia de cambio climático, cumplirá el Acuerdo de París y seguirá colaborando con los países socios para reducir las emisiones mundiales”.
Ante esta reunión, la vicepresidenta ejecutiva y comisaria europea de Transición Limpia, Teresa Ribera, advirtió a los Veintisiete que “retrasar la acción climática o reducir los objetivos por debajo de la senda prevista es una invitación a quemar dinero y perder oportunidades de inversión”. Así, la número dos del Ejecutivo comunitario apeló “a apostar por la verdadera competitividad europea, comprometida socialmente y coherente ambientalmente”.
¿Qué opina Estrasburgo?
Esta reforma de la ley del Clima tiene que ser debatida todavía en el Parlamento Europeo, donde se espera llegar a un texto final antes de finales de año. El eurodiputado socialista Nicolás González Casares, a través de su perfil en la red social X, ha expresado que la Eurocámara mantiene “la ambición de la Comisión: 90% de reducción y 3% créditos de carbono”.
En una votación en el Comité de Energía, en la misma mañana que se ha anunciado el acuerdo, la delegación del Partido Popular español ha sido la única que se ha posicionado en contra dentro de su familia política. “Como es habitual, el PP español desentona y se apega otra vez más a las posiciones ultras. Los dos únicos eurodiputados populares que votaron en contra de la propuesta son españoles, siguiendo los postulados de los grupos extremistas”, dice Casares.
“Fijar un objetivo climático no es simplemente escoger una cifra. Es una decisión política con consecuencias de largo alcance”, ha concluido el danés Aagaard al constatar que la Unión Europea ha mantenido su unidad en el récord de emisiones, después de horas de reunión.
















