«A veces un silencio es también una respuesta», murmuran algunos en el centro de mandos de la Unión Europea. Tras días de hermetismo para intentar apaciguar a Estados Unidos, el continente parece estar despertando ante lo que puede ser una de sus mayores crisis existenciales. Lo que se debate ahora mismo en Bruselas va más allá de un acuerdo comercial o una negociación de paz. Distintas voces hablan ya de la redefinición del proyecto europeo. ¿Mantener los valores que llevaron a los Veintisiete hasta su posición actual o sucumbir a las presiones con tal de «tener un sitio en la mesa»?
Hasta ahora, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, había liderado la posición de los Veintisiete en los grandes dilemas que iban apareciendo en el contexto geopolítico, desde la Guerra en Ucrania hasta la gestión de las vacunas durante la crisis de la COVID-19, no sin críticas por parte de las capitales.
¿Dónde está Ursula?
Sin embargo, tras el anuncio de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense, que pone en duda el proyecto comunitario, la presidenta se ha mostrado cautelosa casi hasta el punto de no posicionarse al respecto. Finalmente, llegó a afirmar que la relación europea con Washington se había movido de la casilla de salida. «Nuestra relación ha cambiado porque estamos cambiando», dice la alemana.

Fuentes diplomáticas sí que muestran su comprensión ante las posturas porque «no es posible precipitarse», ya que «Estados Unidos sigue siendo un aliado en la OTAN», a lo que se suma el hecho de que actualmente haya abiertas negociaciones de una “importancia vital” como la de la búsqueda de un acuerdo de paz para Ucrania. «Lo que tiene que hacer la Unión Europea es mostrar sus capacidades, tomarse en serio su defensa. La masa crítica de los Estados miembros estamos aquí más que las reacciones en caliente», detalla una voz presente en las últimas negociaciones internacionales a nivel comunitario.
La solución: despertar
Eso es lo que precisamente viene reclamando el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa: pasar a la acción. El portugués abrió el camino este lunes para que la respuesta europea ante los «inputs americanos» caminase en esta dirección. “Necesitamos algo más que nueva energía, necesitamos concentrarnos en construir una Europa que debe comprender que las relaciones entre aliados y las alianzas posteriores a la II Guerra Mundial han cambiado”, razonó en un llamamiento a que el continente apostase por la defensa de sus principios como arma ante las injerencias de terceros.

Lo cierto es que el mandatario norteamericano está decidido a hacer de Europa su tablero de juego. La hoja de ruta para la seguridad de la primera potencia mundial reconocía abiertamente su voluntad de apoyar a los «partidos patriotas europeos» ante un panorama en el que Europa sufría un «enfoque fallido a favor de la asfixia de las regulaciones». Y en este contexto, existen altavoces en Bruselas que se hacen eco de la narrativa americana. Desde miembros del Parlamento hasta cabeceras mediáticas. Sin ir más lejos, Donald Trump ha sido reconocido recientemente como la figura más influyente de la Unión por uno de los digitales con mayor presencia en la capital comunitaria. Ante las amenazas del mandatario a la Unión, ese mismo medio contestó con un «right, right, right».
A los aliados: «se les respeta»
Von der Leyen mantiene que «nadie más debe interferir, sin ninguna pregunta» en los debates comunitarios. «No nos toca a nosotros, cuando se trata de elecciones, decidir quién será el líder del país, sino el pueblo de este país… Esa es la soberanía de los votantes, y esto debe ser protegido», apunta la máxima dirigente. ¿Por qué esta afirmación? En los últimos días, el que fuera asesor principal de Trump y CEO de la red social “X”, Elon Musk, ha venido abogando por una disolución de las instituciones comunitarias ante una falta de legitimidad por la ausencia de representatividad. «Se respeta la soberanía de unos y otros. Seguramente los europeos no comparten la misma visión que los americanos respecto a distintos asuntos; es natural”, remata Costa.
The EU Commission should be disbanded in favor of an elected body and the EU President should be directly elected.
— Elon Musk (@elonmusk) December 9, 2025
The current system is rule by bureaucracy, not democracy. https://t.co/mFXq8WMOxv
El sucesor de Charles Michel al frente del órgano de reunión de los Veintisiete cree tener la solución para este enclave. “En ocasiones se pone en duda el poder de Europa, pero lo que veo es que hay tantos intentos por socavarla que me pregunto: si Europa no es fuerte, ¿por qué tantos intentan minarla? La realidad es que Europa es fuerte”, defiende el ex primer ministro de Portugal. Alineado prácticamente al completo con lo que manifiestan algunas delegaciones en el Consejo, entre ellas España.
La voz de Costa
El enfoque del ex primer ministro de Portugal es compartido por una parte del Parlamento Europeo. En conversación con Demócrata, el jefe de la delegación de los socialistas españoles, Javier Moreno, explica que pese a que Estados Unidos sigue siendo un país clave ya no puede ser considerado como un aliado «como lo ha sido en las últimas décadas». «Por eso, es fundamental avanzar en nuestra autonomía estratégica, con más inversión para la industria, la energía y la innovación, y tejer nuevas alianzas o reforzar las existentes, con otras regiones del mundo, como los acuerdos con México y con Mercosur, que son claves para nuestro futuro», defiende el eurodiputado.
Desde los Verdes también se posicionan en la línea del líder del Consejo. «Es momento de actuar con autonomía estratégica verdadera, no siguiendo las prioridades de Washington ni aceptando que nos identifiquen como una amenaza mientras los partidos ultras se consolidan como caballo de Troya dentro de nuestras propias democracias», exclama el eurodiputado Vicent Marzà. En su formación tratan de lanzar un mensaje claro a los líderes europeos: «Trump no es un socio fiable». Sin embargo, van un paso más allá y ponen el balón sobre el tejado del Partido Popular Europeo al que le piden que se decida sobre si se sitúa «con la mayoría democrática y proeuropea, o están con quienes dinamitan la Unión desde dentro».
¿Dónde están los patriotas? De la Estrategia de Seguridad Nacional se deduce que el plan de Trump para la Unión pasa por reforzar a las familias políticas que comulgan con su ideario principal. Entre estos, el Fidesz de Viktor Orbán, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen o Vox en España. Los de Santiago Abascal no han mostrado incomodidades con la estrategia.

De hecho, el partido distribuyó un comunicado en el que acusaban al Colegio de Comisarios de ser una Unión vigilante del «pensamiento que disiente». La realidad es muy simple: cada vez somos más los patriotas que denunciamos este control político disfrazado de normativa digital, y por eso tienen miedo. Por eso persiguen a quien no se arrodilla ante Von der Leyen. Ella sabe que su modelo de Europa —una Europa vigilada, censurada y sometida a burócratas— se está agotando. Saben que la gente está despertando, dice el eurodiputado Jorge Buxadé.











