En una reciente sesión plenaria, el Parlament ha dado luz verde a varios aspectos de una propuesta presentada por MÉS per Mallorca, que busca promover y fomentar el catalán, aunque ha desestimado la eliminación de ciertas medidas tildadas de «regresivas» respecto a esta lengua.
De manera específica, con el apoyo de la mayoría de los grupos, excepto Vox, se han aprobado 18 puntos centrados en la promoción y el impulso del catalán. Entre estos, el Parlament ha requerido al Govern que evalúe la competencia, en particular la oral, en catalán de los estudiantes al concluir la educación primaria y secundaria.
En contraste, el rechazo por parte del PP y Vox a propuestas como la restauración del presupuesto para la oficina de defensa de los derechos lingüísticos, la solicitud de un estudio a la Universitat de les Illes Balears sobre la situación lingüística de los escolares, o la mejora del marco normativo que favorece el uso del catalán, ha sido evidente.
Maria Ramon, diputada ecosoberanista, defendió la moción solicitando al Govern que revierta «todas las medidas que van en contra de la lengua catalana» y promueva su uso social. «Queremos que el Govern nos defienda ante ataques a la lengua y que no fomente la división y la devaluación de nuestra lengua», demandó Ramon, enfocándose en la protección del catalán para las futuras generaciones.
Por su parte, Àlex Pitaluga, diputado socialista, justificó su apoyo mencionando la preocupación por la «regresión lingüística» y la relevancia de promover el catalán. Joana Gomila, diputada menorquinista, criticó al PP por políticas que, según ella, desprecian el catalán y rompen con el consenso lingüístico establecido.
En defensa de su postura, Ana Isabel Curtó, del PP, argumentó que su partido «promueve la lengua propia» y que el catalán «no puede ser un campo de batalla», posición que justificó su voto parcial a favor de la moción, pero en contra de las secciones que describen medidas consideradas regresivas.
Finalmente, el grupo de Vox, liderado por Santiago Abascal, se posicionó en contra de la propuesta, acusando a MÉS per Mallorca de utilizar el idioma «como arma contra la sociedad» y de «generar odio» en el Parlament, según declaró la diputada Manuela Cañadas.










