Más de 4,1 millones de niños ven truncada su educación por las inundaciones en el sudeste asiático

UNICEF alerta de que más de 4,1 millones de niños en el sudeste asiático han visto su educación interrumpida por inundaciones y otros desastres climáticos.

Inundaciones en TailandiaEuropa Press/Contacto/Sun Weitong

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha advertido este viernes de que, desde finales de noviembre, más de 4,1 millones de niños en el sudeste asiático han sufrido la interrupción de su educación a causa de los desastres climáticos, especialmente las inundaciones, que golpean la región y han provocado ya la muerte de centenares de personas.

Desde Ginebra, el portavoz de UNICEF, Ricardo Pires, ha explicado que en los últimos meses los menores de Indonesia, Vietnam, Tailandia, Filipinas y Malasia «se han enfrentado a los devastadores efectos de tifones, inundaciones y tormentas», obligados a despertarse en refugios, consumir agua no potable y faltar a clase durante semanas.

Vietnam es el país más afectado, con tres millones de niños que han visto suspendida su educación, mientras que en Filipinas la cifra asciende a 919.000 menores en la misma situación. En Indonesia, más de 180.700 estudiantes permanecen actualmente sin poder asistir a la escuela y más de 2.000 centros educativos han resultado dañados por las recientes inundaciones, aunque las autoridades continúan evaluando el alcance total de los perjuicios.

En Tailandia, casi 90.500 alumnos no pueden acudir a las aulas por las crecidas, y en Malasia son más de 5.000 los escolares afectados desde el inicio de la temporada del monzón. «Para muchos de estos estudiantes, esta ni siquiera es la primera interrupción que sufren este año. Es la segunda, tercera o cuarta vez que ven cómo las aguas inundan sus aulas», ha remarcado Pires.

UNICEF ha recordado además que, a lo largo de 2024, al menos 242 millones de estudiantes de 85 países vieron interrumpida su escolarización por fenómenos climáticos extremos: «Cada uno de ellos representa a un niño o a una niña cuyo aprendizaje se ha visto interrumpido, cuya rutina se ha visto trastocada y cuyo camino hacia un futuro mejor se ha visto sacudido», ha señalado el portavoz.

Pires ha insistido en que «la educación es solo una de las caras de esta crisis», subrayando que «la magnitud general de lo que estamos presenciando en la región no tiene precedentes» y que «el patrón implacable de desastres relacionados con el clima que azotan una y otra vez a las mismas comunidades está dejando a las familias con menos tiempo para recuperarse entre cada golpe y a los niños desconectados de los servicios que necesitan».

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