El Ejecutivo de Georgia ha acusado la presencia de interferencias extranjeras en el inicio de las elecciones municipales de este sábado, en un contexto de boicot por parte de la oposición y una prolongada crisis política en el país.
Desde las votaciones de octubre del año anterior, Georgia ha estado inmersa en un ambiente de alta tensión, exacerbada por la disputa entre el Gobierno y la líder ‘de facto’ de la oposición pro-Bruselas, Salomé Zurabishvili, quien fue presidenta del país.
Tras las críticas del bloque europeo, la UE ha congelado las conversaciones para la incorporación de Georgia, acusando al partido Sueño Georgiano de actuar como un instrumento de las políticas rusas, destacando legislaciones como la controvertida ley de agentes extranjeros y otras medidas contrarias a los derechos de la comunidad LGTBI.
Shalva Papuashvili, presidente del Parlamento georgiano, ha denunciado después de votar un “ataque informativo por parte de la oposición, medios de noticias falsas y ONG para efectuar un sabotaje planificado de las elecciones georgianas, con apoyo externo”, en lo que representan las últimas elecciones hasta 2028.
En Tiflis, la capital, se ha intensificado la presencia policial debido a las elecciones y a una gran manifestación convocada por la oposición en repudio al Gobierno. El Ministerio del Interior ha hecho un llamamiento a los manifestantes para que se adhieran a la ley y sigan las directrices de la Policía.
«Exigimos a todos a que la concentración se realice dentro de los límites establecidos por la legislación y a que no obstruyan el desempeño de las funciones de los agentes», indica el comunicado oficial.
Irakli Kobakhidze, el primer ministro, ha calificado las elecciones como un esfuerzo para preservar el ‘orden, la dignidad y la soberanía’ de Georgia, y ha advertido que cualquier intento de desestabilización será enfrentado con determinación, según declaraciones recogidas por Georgia Today esta semana.