Este jueves, la Presidencia de Siria ha señalado a las autoridades drusas por la «clara violación» de los acuerdos establecidos con Damasco, tras la retirada del Ejército de la gobernación de Sueida, solicitada por Estados Unidos para disminuir las tensiones. Este conflicto ha resultado en la muerte de aproximadamente 600 personas, un número casi doble al registrado al inicio de la retirada de las tropas, y ha visto la intervención militar de Israel, a quien se le ha acusado de «injerencia».
Desde el gobierno sirio se ha acusado a «las fuerzas ilegales» de llevar a cabo «actos de violencia atroces (…) que contravienen por completo las obligaciones de la mediación, amenazan directamente la paz civil y empujan hacia el caos y el colapso de la seguridad», según indica un comunicado difundido por SANA, la agencia siria de noticias.
«Lo que ocurrió a continuación (de los acuerdos) representó una clara violación» de lo acordado, ha declarado la Presidencia en un documento, destacando que la decisión se basó «en un claro entendimiento que garantiza que las fuerzas ilegales se abstendrán de recurrir a la venganza o al uso de la violencia contra la población civil».
Adicionalmente, la Presidencia ha pedido «a todas las partes a que den muestras de calma y moderación», resaltando «la necesidad de permitir que las instituciones estatales ejerzan su soberanía y hagan cumplir la ley». También ha asegurado que se «exigir responsabilidades a todos los implicados en la comisión de delitos y violaciones de la ley, independientemente de su afiliación» y ha reiterado su «compromiso inquebrantable de proteger a todos los sirios, independientemente de su secta o componente».
En el ámbito internacional, Siria ha solicitado «a la comunidad internacional a apoyar sus esfuerzos por restaurar la estabilidad» y ha advertido sobre «la continua y flagrante injerencia israelí en los asuntos internos de Siria, que solo conduce a un mayor caos y destrucción y complica aún más la situación regional».
Pocas horas antes, el presidente de transición sirio, Ahmed al Shara, anunció la delegación de la seguridad en Sueida a «algunas facciones locales y jeques religiosos», una medida justificada por el «grave riesgo para la unidad nacional» y para «evitar una nueva guerra a gran escala» en Siria.
El mismo día, el número de víctimas mortales por los enfrentamientos ha aumentado a al menos 597 personas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que también ha reportado ataques de tribus beduinas y bombardeos israelíes contra milicianos locales.
El Observatorio, con oficina en Londres pero con informantes en Siria, ha confirmado la muerte de 272 miembros del Ministerio de Defensa y Seguridad Pública, incluyendo 15 por ataques aéreos israelíes, y tres civiles en un bombardeo del Ejército de Israel. También ha reportado la muerte de 217 drusos, incluyendo 71 civiles y 83 ejecutados por las fuerzas de seguridad, y 18 beduinos combatientes.
