Este sábado, los ciudadanos de Costa de Marfil están convocados a participar en las elecciones presidenciales donde Alassane Ouattara, el presidente actual, se postula como principal candidato para un disputado cuarto mandato tras la exclusión de dos importantes contrincantes políticos, incluyendo a Laurent Gbagbo, expresidente del país.
Ouattara, en el poder desde 2011, ha focalizado su campaña en el progreso económico del país post-conflicto de 2010, cuando Gbagbo rechazó admitir su derrota electoral. Originalmente, Ouattara había prometido limitarse a dos mandatos, pero revirtió su decisión en 2020 tras el fallecimiento de Amadou Gon Coulibaly, entonces primer ministro y candidato presidencial, lo que le permitió obtener un tercer mandato con más del 94% de los votos en unas elecciones boicoteadas por la oposición.
La actual candidatura de Ouattara se justifica por una reforma constitucional de 2016 que, según él, reinicia su contador de mandatos. Sin embargo, esta postura ha sido criticada por la oposición, que alega un aumento de la represión y reporta cientos de detenciones recientes. La elección se decidirá en dos vueltas si ningún candidato supera el 50% de los votos.
En términos económicos, Costa de Marfil ha experimentado un notable crecimiento, siendo el país con la tasa más alta de crecimiento económico en África subsahariana durante la última década, según el Banco Mundial. Ouattara ha prometido continuar con políticas que aseguren la paz y promuevan la industrialización y la modernización agrícola bajo su ‘Proyecto 2025-2030’.
La carrera hacia la presidencia ha sido menos competitiva debido a la exclusión de candidatos clave por el Tribunal Constitucional, citando desde ausencias en el censo hasta insuficiente apoyo popular. Entre los competidores restantes, se encuentran Simone Ehivet Gbagbo, ex primera dama, y otros tres aspirantes, aunque ninguno parece representar una amenaza significativa para Ouattara.
Estos comicios representan un momento crucial para la democracia del país, en un contexto de creciente nacionalismo y recuerdos de conflictos pasados.