El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha reiterado su crítica a Israel calificando la situación en Gaza como una masacre y ha manifestado que ‘No puede pensar que podemos tener una relación de normalidad’. Durante una entrevista en TV3, recogida por Europa Press, Albares ha enfatizado la necesidad de enviar un mensaje claro a Israel, similar al que se envió a Rusia en relación con el conflicto en Ucrania.
El ministro ha descrito los eventos en Gaza como ‘absolutamente inaceptables’ y ha mencionado que estos son resultado del ‘desconocimiento del derecho internacional y de la más elemental humanidad’. Albares ha confirmado que España ha contribuido con 1,1 millones de euros a la Corte Penal Internacional para investigar los graves crímenes de guerra en la región y ha señalado que no tiene ‘ningún problema con esta palabra’ al referirse a las acusaciones de genocidio contra Israel.
En relación con las protestas contra Israel durante La Vuelta a España, Albares ha expresado su entendimiento hacia la indignación pública, pero ha recalcado que ‘política y deporte no se deben de mezclar’. Por otro lado, ha hablado sobre la situación en Ucrania, destacando que ‘Los europeos nos jugamos nuestra alma, nuestros valores y nuestra convivencia’ y que los valores fundacionales de Europa están en juego.
Sobre el papel de España en la escena internacional, Albares ha defendido la política exterior del país como global y coherente, aclarando que ‘Defendemos los mismos principios en Ucrania y en Gaza. No hay tantos países que lo hagan’. También ha subrayado que el compromiso español ‘no se mide con fotos o viajes’, sino con el apoyo continuo al Gobierno ucraniano, recordando que ‘otros gobiernos españoles pagaron un precio muy alto por entrar en guerras injustas e ilegales’.
Finalmente, el ministro ha comentado sobre la oficialidad del catalán, el gallego y el vasco en la UE, indicando que es una cuestión de tiempo que ‘acabará llegando’. Ha declarado que la iniciativa del Gobierno es ‘irreversible e irrenunciable’, y ha resaltado el apoyo de una veintena de países, además de considerar discriminatorio que España no pudiera tener más de una lengua oficial en la UE, describiéndolo como ‘una manera de acercar Europa a los ciudadanos y de defender nuestra identidad nacional plurilingüe’.