Casi 40 individuos han sido arrestados en Israel durante una jornada de paro no oficial este domingo, con el objetivo de presionar al Gobierno para que detenga la expansión de su ofensiva en la Franja de Gaza y negocie un acuerdo que facilite la liberación de los rehenes en poder del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
La Policía de Israel anunció mediante un mensaje en Telegram que 38 personas, incluyendo 19 en Tel Aviv, han sido detenidas en relación con las manifestaciones y advirtió que «tomará medidas enérgicas contra quienes violen la ley y atenten contra el orden público».
Antes, la institución había comunicado a través de las redes sociales que «la libertad de protesta y de expresión no es la libertad de provocar incendios, de perjudicar la libertad de movimiento de muchos o de alterar el orden público».
Este domingo, numerosos manifestantes formaron piquetes que bloquearon la autopista Ayalon hacia Tel Aviv. Escenas similares se vivieron en la autopista Begin en Jerusalén, donde fue necesario el uso de un cañón de agua para dispersar a los protestantes.
Simultáneamente, cientos de personas se reunieron en la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv. Desde allí, el presidente israelí, Isaac Herzog, exhortó a «hacer todo lo posible» para que los rehenes en Gaza puedan volver con sus familiares.
Las manifestaciones también tuvieron lugar frente a las residencias de principales funcionarios del Gobierno, incluyendo al ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, y al ministro de Educación, Yoav Kisch, en Jerusalén.
El primer ministro Benjamin Netanyahu criticó a los manifestantes este domingo, argumentando que estas acciones «refuerzan» la postura de Hamás y apoyó durante una junta de su gabinete la decisión de tomar la ciudad de Gaza.
Netanyahu afirmó: «Los que hoy piden poner fin a la guerra sin derrotar a Hamás no solo refuerzan la posición de Hamás y se distancian de la liberación de nuestros rehenes, sino que también promueven que las atrocidades del 7 de octubre se repitan una y otra vez».
Reiteró que para «garantizar que Hamás no represente una amenaza para Israel», es crucial «derrotar» al grupo, destacando que «Esta es exactamente la decisión del gabinete que se tomó la semana pasada. Estamos decididos a aplicarla».
La huelga no oficial fue respaldada por las principales universidades de Israel, decenas de organizaciones y unas 70 autoridades locales, convocada por las familias de los rehenes y víctimas de la ofensiva israelí.
La ocupación de la ciudad de Gaza y los campamentos centrales del enclave por parte de Netanyahu ha sido severamente criticada por los familiares de los rehenes, quienes ven esta acción como una condena a muerte para los aproximadamente veinte rehenes que aún permanecen con vida.