El Ministerio de Exteriores de Irán ha expresado su preocupación este sábado sobre las posibles «consecuencias negativas» de una «intervención extranjera» en el Cáucaso Sur, tras el reciente acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán, que contó con el apoyo de Estados Unidos.
El acuerdo ha sido recibido «con beneplácito» por parte de Irán, describiéndolo como «un paso importante hacia el logro de una paz duradera en la región». Sin embargo, han surgido temores sobre la posible «intervención extranjera» cerca de las fronteras iraníes, lo cual «podría socavar la seguridad y la estabilidad» en el área.
«El establecimiento de vías de comunicación y la eliminación de los bloqueos en las redes de transporte sólo contribuirán a la estabilidad, la seguridad y el desarrollo económico para los pueblos de la región si se llevan a cabo en un marco de beneficio mutuo, respeto de la soberanía nacional e integridad territorial, y sin injerencias extranjeras», enfatizó el Ministerio en un comunicado.
Además, el Ministerio reiteró que Irán «sigue dispuesto» a fomentar «una cooperación constructiva basada en intereses mutuos» con los actores regionales para «preservar la paz, la estabilidad y el desarrollo económico». «No cabe duda de que la paz y la estabilidad en la región del Cáucaso sirven a los intereses de todos los países de la región», concluyó.
Posteriormente, Ali Ajbar Velayati, asesor del líder supremo iraní en asuntos internacionales, ha declarado que Teherán «bloqueará la construcción del corredor» apoyado por Estados Unidos en la región, «con o sin la cooperación de Rusia».
«¿Es el Cáucaso Sur una región sin dueño que Trump está arrendando? El Cáucaso es uno de los puntos geográficos más sensibles del mundo, y este paso no se convertirá en un corredor propiedad de Trump», criticó Velayati en declaraciones a la agencia de noticias Tasnim, añadiendo que el corredor «alterará el equilibrio geopolítico» de la región.
El pacto entre Azerbaiyán y Armenia se firmó tras un encuentro en Doha, capital de Emiratos Árabes Unidos (EAU), donde discutieron el proceso de paz y la «agenda de normalización» de sus relaciones. En marzo, ambas partes ya habían acordado la versión final del texto de paz.