En la madrugada de este miércoles, un grupo de manifestantes ha incendiado varios vehículos y contenedores en las proximidades de la vivienda del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en Jerusalén. Esta acción es parte de una protesta para instar al Gobierno a que consienta un alto el fuego en Gaza que facilite la liberación de los rehenes todavía en poder del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
Según informaciones del diario ‘Times of Israel’, personas han llegado hasta el lugar y han prendido fuego a contenedores y un vehículo cerca de la residencia del líder del Gobierno israelí.
Además, numerosos manifestantes han invadido la Biblioteca Nacional y han escalado al techo del edificio, cercano al Parlamento israelí (Knesset), desplegando pancartas con la imagen de Netanyahu y el mensaje «abandonaste y mataste (a los rehenes)», como se observa en videos publicados en redes sociales.
Las autoridades de seguridad de Israel han calificado estos hechos de «criminales» y han criticado que los manifestantes intenten «disfrazar estas acciones como reivindicativas». Han confirmado que los incendios han crecido y han forzado a los habitantes locales a evacuar sus hogares.
«Esto constituye una línea roja. Estas acciones no corresponden a una protesta legítima y están claramente realizadas por delincuentes actuando como criminales», expresaron en un comunicado, lamentando que alguien «siquiera» haya «sido capaz de describir estos actos como parte de una protesta legítima».
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, en su canal de Telegram, ha denunciado lo que ha llamado «ataques terroristas incendiarios» referidos a la casa de Netanyahu, y ha criticado a la fiscal general, Gali Baharav Miara, por «respaldar y alentar» estos actos.
Funcionarios del Gabinete israelí, incluyendo al ministro de Justicia, Yariv Levin, han condenado los incidentes, señalando a la fiscal general como «responsable» y describiéndolos como «terrorismo». «Los eventos de hoy demuestran que es deber del Gobierno actuar para cesar a Baharav-Miara y completar la designación de David Zini como jefe del Shin Bet», mencionó Levin.
El presidente del Parlamento, Amir Ohana, ha calificado estos actos de «reprochables» y ha exigido que los responsables «sean sancionados con todo el peso de la ley». «Intentan incendiar todo el país», afirmó, mientras que destacó que «el sistema encargado de mantener la ley y el orden ha sido secuestrado por una pirómana que desprecia la ley».
El ministro de Cultura, Miki Zohar, y la ministra de Transportes, Miri Regev, también han pedido acciones firmes contra los «manifestantes violentos», y el ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, ha hablado de «anarquía y terrorismo civil», impulsado desde la Fiscalía y «sus defensores», incluidos «los diputados de izquierdas».
LA OPOSICIÓN TAMBIÉN CRITICA LOS INCENDIOS
La oposición israelí, por su parte, ha condenado igualmente estos ataques incendiarios, pero ha aprovechado para «condenar también a un Gobierno que ha abandonado a los rehenes y los ha dejado a su suerte en Gaza», como lamentó el líder de la oposición Yair Lapid.
El opositor Benny Gantz ha recordado que las protestas contra el Gobierno y en apoyo a las familias de los rehenes «son un derecho y un deber moral y democrático de cada ciudadano».
Sin embargo, ha señalado que «quemar vehículos y cualquier otra forma de violencia no va a mejorar su situación ni va a traer de vuelta a los rehenes». «Esto solo empeora el sufrimiento de la población», agregó.
