La dirigente de la oposición venezolana María Corina Machado ha reaparecido en la madrugada de este jueves en Oslo, coincidiendo con la entrega del Premio Nobel de la Paz que en la víspera recogió su hije, en la que supone su primera presencia pública después de once meses viviendo en la clandestinidad.
Desde el balcón del Grand Hotel, en pleno centro de la capital noruega, la opositora se ha asomado durante unos minutos para saludar a decenas de simpatizantes, que la han recibido con aplausos y gritos de “¡libertad!”, y con quienes ha entonado el himno nacional de Venezuela.
Instantes antes, la política, de 58 años, se había acercado a las vallas de seguridad situadas frente al hotel para dar la mano y abrazar a algunos de los seguidores congregados a las puertas del establecimiento.
Horas antes, el presidente del Comité Noruego, Jorgen Watne Frydnes, había confirmado la llegada de Machado a Oslo, aunque precisó que finalmente no habría comparecencia ante los medios, como se esperaba inicialmente, y que la opositora acudiría “directamente a reunirse con su familia”.
En un vídeo difundido por la cadena pública noruega, Machado ha subrayado que su presencia en Oslo es “un milagro”, remarcando que “hay muchas mujeres y hombres venezolanos que han arriesgado sus vidas para que yo pueda estar aquí esta noche con ustedes”.
Al hilo de ello, ha apuntado que, aunque no quiere “decir nada que los ponga en más peligro, (…) sin duda es muy, muy difícil, y muy difícil para ellos salir de Venezuela si son perseguidos por el régimen o buscados por el régimen”.
La opositora ha defendido además el sentido de su desplazamiento a la capital noruega, asegurando que “siempre estaré físicamente donde creo que puedo contribuir mejor a nuestra causa”. “Y hasta ese momento, no hace mucho, creía que tenía que estar en Venezuela, y ahora creo que tengo que estar en Oslo”, ha indicado.
Machado ha explicado que el reencuentro con sus allegados “ha sido muy emotivo”. “No había visto a mis hijos en casi dos años”. “Mi madre también tuvo que marcharse, y no la había visto en los últimos seis meses. Ni a mi marido, ni a mis hermanas, ni a mis amigos, ni a mis colegas”, ha detallado.
“Hay personas a las que quiero mucho, profundamente, a las que no había visto en más de diez años y a las que acabo de conocer hace unos minutos. Así que todavía estoy tratando de procesar lo que esto significa para nosotros”, ha expresado.
La líder opositora, que llevaba meses escondida en un lugar no revelado dentro de Venezuela para evitar ser detenida por las autoridades, no logró llegar a tiempo a la ceremonia oficial de entrega del Nobel, por lo que fue su hija Ana Corina Sosa quien subió al escenario para recoger el premio en su nombre.











