El presidente nepalí, Ram Chandra Paudel, ha designado a Sushila Karki, anterior presidenta del Tribunal Supremo, como la nueva primera ministra interina del país. Este nombramiento se ha dado tras la renuncia de Sharma Oli, que dejó su cargo después de la muerte de decenas de personas en manifestaciones contra el aumento de la corrupción y el bloqueo de acceso a las principales redes sociales.
Karki ha asumido su cargo oficialmente en una ceremonia nocturna en la oficina presidencial, con la presencia de altos dignatarios y miembros de la comunidad internacional. Como primera mujer en este puesto en Nepal, tiene la responsabilidad de organizar elecciones antes del 5 de marzo de 2026, según lo establecido.
Los manifestantes, principalmente jóvenes, han sido clave en su elección, proponiendo su candidatura a través de Discord. Karki ha aceptado, declarando estar “preparada” para liderar, y ya ha empezado a coordinarse con los líderes militares del país.
El acuerdo para su nombramiento responde a las demandas de la Generación Z, que ha estado al frente de las protestaciones. El Parlamento nepalí ha sido disuelto inmediatamente, reportó el periódico ‘Republica’ a las 23:00 horas local. La oficina de la primera ministra se ha trasladado al Ministerio del Interior después de que su anterior ubicación fuese incendiada.
Karki, nacida en 1952 y presidenta del Tribunal Supremo en 2016, está casada con Durga Subedi, antiguo líder del Congreso Nepalí y conocido por su implicación en el secuestro de un avión en 1973.
LA ONU APLAUDE EL PROCESO DE TRANSICIÓN
Hanaa Singer Hamdy, coordinadora de la ONU en Nepal, ha felicitado al pueblo nepalí por el nombramiento de Karki en un momento tan decisivo, y ha destacado el apoyo de la organización en la búsqueda de paz y transparencia en el país. Además, ha lamentado las vidas perdidas en las protestas recientes.
La Policía de Nepal actualizó el número de fallecidos en las protestas a 51, con 1.770 heridos. Más de 14.500 prisioneros escaparon durante los disturbios, aunque 1.500 han sido recapturados. El Ejército, con apoyo policial, ahora vigila las principales prisiones.











