Ampliación | La UE enfrenta una crisis de credibilidad debido a divisiones sobre sanciones a Israel

Archivo - La Alta Representante de la UE, Kaja Kallas, junto al ministro de Exteriores de Portugal, Paulo Rangel, en la cita de ministros en Bruselas.SIERAKOWSKI FREDERIC // EUROPEAN COUNCIL - Archivo

Kaja Kallas, Alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, ha admitido que la falta de acuerdo en la UE respecto a las sanciones a Israel por su acción en Gaza es un serio desafío para la posición del bloque en el ámbito internacional.

Antes del inicio de la reunión de ministros de Exteriores de la UE en Copenhague, Kallas expresó su desilusión por el fracaso de ciertas iniciativas, incluyendo la exclusión de Israel del fondo Horizonte Europa. «La opción que propusimos era bastante indulgente y ni siquiera ahí obtuvimos la mayoría cualificada necesaria. Vamos a discutir cosas y existen muchas propuestas para que estos países que no han dado su apoyo puedan incorporarse, pero no soy muy optimista, y hoy no vamos a adoptar ninguna decisión al respecto», comentó.

Alemania, a través de su ministro de Exteriores, Johann Wadephul, ha manifestado en Copenhague que no apoyará por ahora ninguna sanción contra Israel. Aunque Berlín ha limitado algunos envíos de armas, no ha secundado las sanciones globales propuestas desde Bruselas.

Kallas considera que esta división es «un gran problema» ya que «cuando estamos divididos, no hablamos con una voz unida, y sin voz unida, no hay una voz global». También abordarán la reciente decisión de EEUU de prohibir la entrada de Mahmud Abbas y otros 80 funcionarios palestinos a la próxima Asamblea General de la ONU en septiembre. «Primero, debemos aclarar los hechos. Sin duda, lo debatiremos hoy y, por supuesto, apoyamos el principio de que las Naciones Unidas son un espacio para todas las naciones con estatus. Sin duda, lo debatiremos, pero primero debemos aclarar los hechos», concluyó Kallas.

«EL BARCO MÁS LENTO DEL CONVOY MARCA EL RITMO», LAMENTA DINAMARCA

Las sanciones contra Israel necesitan el apoyo de al menos 15 de los 27 Estados miembros de la UE, que representen al menos el 65 por ciento de la población del bloque. Mientras algunos países como Alemania y Austria se muestran reticentes, otros como Dinamarca, España e Irlanda buscan una postura más firme. El ministro de Exteriores danés, Lars Lokke Rasmussen, insistió en que «hay que pasar de las palabras a los hechos» y añadió que «consideramos a Israel un amigo, y al pueblo israelí un amigo. Pero el Gobierno actual es un problema». Rasmussen expresó que Dinamarca podría restringir el comercio con Israel, prohibir productos de asentamientos en Cisjordania o imponer sanciones a ministros israelíes, aunque admitió que alcanzar un consenso sobre estas medidas «probablemente no será posible», y utilizó la metáfora de que «el barco más lento del convoy marca su velocidad».

CREDIBILIDAD EN JUEGO

En una rueda de prensa, acompañada de su homólogo danés, Kallas reiteró su preocupación por la «indecisión» de la UE, que está «deteriorando la credibilidad» europea. Admitió que enfrentarse constantemente a esta situación es «muy difícil» y que en Copenhague se abordaron «los métodos de trabajo» para intentar acelerar un consenso dentro de los límites de los tratados europeos. «Me resulta frustrante que no podamos hacer nada más», dijo, negando que las medidas propuestas supongan un apoyo a las milicias palestinas o a Hamás. «Es una narrativa falsa que, quizás, forma parte de la explicación al problema de por qué no hemos actuado al respecto: Israel está deteriorando las perspectivas de una solución de paz de dos Estados. Emprender medidas contra esa postura no implica fortalecer a Hamás», explicó Kallas. También consideró poco viables medidas como la prohibición de importaciones de productos de territorios palestinos ocupados por Israel, mencionando que nuevas tarifas aún requerirían una mayoría cualificada. Finalmente, Kallas resumió: «Creo que es una cuestión de credibilidad de la Unión Europea. Nos encontramos en un momento crucial en el que nuestros ciudadanos están perdiendo la confianza en la Unión Europea porque no podemos cumplir lo prometido. Así que es un problema más amplio».

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