A pesar de que los talibán han prohibido que las niñas accedan a la educación secundaria, esta acción está en desacuerdo con la opinión mayoritaria de la población afgana. Según un estudio de ONU Mujeres, nueve de cada diez afganos se oponen a la imposición de barreras de género al finalizar la educación primaria.
El informe, que incluyó más de 2.000 entrevistas puerta por puerta, revela que el 92 por ciento de la población considera ‘importante’ que las niñas prosigan con su educación, porcentaje que se incrementa al 95 por ciento en las zonas urbanas.
En las áreas rurales, el 87 por ciento de los hombres y el 95 por ciento de las mujeres defienden el derecho a la educación de las niñas, cuyos derechos se han visto continuamente reducidos desde el retorno al poder de los talibán en agosto de 2021, después de dos décadas desde el régimen anterior.
Casi tres cuartas partes de las mujeres también reconocen que su salud mental ha deteriorado, una cifra que se equipara a quienes perciben que no tienen ninguna influencia en sus comunidades. La mitad, de hecho, siente que no influyen en su propia familia y una de cada cuatro no se siente relevante ni siquiera dentro de su hogar.
El 14 por ciento de las mujeres sale de casa solo una vez al mes y solo el 41 por ciento lo hace diariamente, aunque entre los hombres el porcentaje llega al 88 por ciento, según otro estudio en el que colaboran, además de ONU Mujeres, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA).
Según otro sondeo realizado por la ONU de forma telemática entre julio y agosto, el 97 por ciento de las mujeres han admitido que la prohibición educativa ha impactado en su día a día, mientras que más de la mitad de las ONG que operan en Afganistán reportan mayores dificultades para proporcionar servicios esenciales a mujeres y niñas.
A pesar de los retrocesos, cuatro de cada diez afganas todavía vislumbran un futuro de igualdad. ‘Casi siempre la primera cosa que nos dicen las niñas es que están desesperadas por aprender y quieren tener la oportunidad de recibir educación’, señaló Susan Ferguson, representante de ONU Mujeres en Afganistán. ‘Las familias también nos dicen que quieren que sus hijas tengan sueños’, conscientes, según Ferguson, de que la educación ‘puede cambiar la trayectoria vital de una niña en un país en el que más de la mitad de la población vive en situación de pobreza’.