El número de víctimas mortales tras el ataque de un dron en una mezquita situada en un campo de desplazados cerca de El Fasher, en Sudán, ha ascendido a 70, en el contexto de un asalto de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) a esta ciudad, núcleo de Darfur Norte, según reportaron autoridades locales.
Desde el ejecutivo sudanés, que ha denunciado vehementemente el «atroz atentado terrorista», se informó de más heridos entre los fieles y daños en parte de la estructura religiosa. «Este crimen constituye una flagrante violación de los convenios internacionales que protegen los lugares de culto y a los civiles», expresó un comunicado del Ministerio de Exteriores.
El ministerio responsabilizó directamente a las RSF y declaró que «este acto criminal» forma parte de «una serie de violaciones sistemáticas y actos de terrorismo perpetrados por esta milicia contra civiles, infraestructuras e instalaciones religiosas, sanitarias y educativas».
«Atacar lugares de culto, violar su santidad y asesinar a personas inocentes son características de los grupos terroristas que la comunidad internacional ha unido fuerzas para combatir», se agregó en el comunicado, mencionando además que «la persistencia» de las RSF en cometer «estos crímenes terroristas es consecuencia directa de la inacción de la comunidad internacional ante sus crímenes sin precedentes y su desprecio por las resoluciones internacionales».
Por su parte, el Gobierno de Jartum ha solicitado a Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales de Derechos Humanos que «asuman sus responsabilidades en la lucha contra este acto terrorista dirigido contra civiles indefensos». «Una condena sincera y clara de este ataque cobarde y criminal requiere medidas efectivas contra la milicia terrorista, de la misma manera que la comunidad internacional ha tratado con otros grupos terroristas similares», concluyó el comunicado.
LA ONU INSTA A PROTEGER A LOS CIVILES
Denise Brown, coordinadora humanitaria de la ONU para Sudán, manifestó su «profunda alarma» por el ataque a la mezquita en el campamento de Abu Shuk, señalando que dirigir ataques intencionados contra edificaciones religiosas es un crimen de guerra.
Brown extendió sus condolencias a las familias de los fallecidos y a los afectados por el conflicto continuo, y reclamó que este ataque sea investigado y que los responsables sean llevados ante la justicia.
Además, señaló que el asedio a El Fasher ha provocado una grave crisis humanitaria, interrumpiendo el suministro de alimentos, medicamentos y otros recursos esenciales, y pidió un acceso humanitario seguro para el personal y los suministros.
La guerra civil en Sudán, que comenzó en abril de 2023 debido a discrepancias sobre la integración de los paramilitares en las Fuerzas Armadas, ha desencadenado una de las mayores crisis humanitarias globales, con millones de desplazados y refugiados y una preocupación internacional creciente por la propagación de enfermedades y el deterioro de infraestructuras críticas.
















