La central nuclear de Zaporiyia, controlada por Rusia, ha sido el blanco de un ataque con drones ejecutado por el ejército ucraniano contra el techo del Edificio G, un espacio dedicado a la capacitación dentro del complejo nuclear.
«El ataque ha sido a apenas 300 metros del reactor. Se ha evitado un incendio y una destrucción que habría sido crítica», se señaló en un comunicado de la central difundido a través de su canal de Telegram.
El comunicado subraya la singularidad del edificio afectado, que contiene el único simulador de sala de control de reactor en tamaño real, esencial para la «formación del personal».
La central enfatiza que «no se han incumplido los límites y condiciones para el funcionamiento seguro de la central nuclear de Zaporiyia» y que «la radiación residual es normal», permitiendo que la instalación siga funcionando sin alteraciones.
No obstante, se advierte que este tipo de ataques forman parte de «un elemento de la estrategia de presión sobre los científicos nucleares». «Los ataques sobre Energodar –la localidad levantada junto a la central– y sus inmediaciones son intensos y constates», se ha indicado. En el mismo día, se reportó un bombardeo en el Primer Microdistrito y un asalto al vehículo de un grupo de técnicos encargados de la restauración de las líneas eléctricas.
Con seis reactores de agua presurizada que suman 6.000 megavatios de capacidad total, la central nuclear de Zaporiyia es la más grande de Europa. Los seis reactores se mantienen apagados para reducir riesgos durante el continuo conflicto armado entre Rusia y Ucrania.