Tras la reciente fuga de 20 reclusos vinculados a la pandilla Barrio 18, el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, ha implementado cambios significativos en su equipo de seguridad. Estos presos, considerados altamente peligrosos, están asociados a una organización calificada como terrorista por el Gobierno estadounidense.
“Lo que ha ocurrido en el sistema penitenciario es inaceptable. La evasión de la justicia de 20 criminales peligrosos no es un simple fallo operativo, es una falta grave contra cada guatemalteco de bien que confía en que el Estado cumplirá su deber de protegerlo”, expresó Arévalo. En consecuencia, ha aceptado las renuncias del ministro de Gobernación, Francisco Jiménez; de la viceministra de Asuntos Antinarcóticos, Claudia Palencia; y del viceministro de Seguridad, José Portillo. Los nombres de los nuevos funcionarios serán revelados próximamente.
Además, Arévalo ha anunciado la construcción de una nueva cárcel de máxima seguridad para 2.000 internos, que estará operativa en un año. También se comprometió a mejorar la gestión de las prisiones actuales. Ha informado sobre la realización de un censo nacional penitenciario y la creación de un grupo de trabajo para revisar los procedimientos administrativos, con el fin de eliminar la corrupción y optimizar el sistema. El apoyo del FBI y otras agencias de seguridad estadounidenses está confirmado en este esfuerzo.
El anuncio se produjo después de que Arévalo regresara de un viaje oficial a Europa, y aprovechó para criticar a ciertos políticos que, según él, buscan beneficiarse de la situación de inseguridad, estando vinculados a redes criminales.