Desde Bruselas, la Comisión Europea ha lanzado un llamamiento a las naciones del sur del Mediterráneo para revitalizar conexiones mediante un nuevo «Plan para el Mediterráneo». Este plan incluye propuestas para fomentar la educación y la cultura, intensificar las relaciones comerciales y de inversión, y mejorar la seguridad y la gestión migratoria.
El plan, que toma inspiración del Proceso de Barcelona iniciado en 1995, busca establecer un «espacio común del Mediterráneo» con países del norte de África y Oriente Próximo, facilitando una relación «próspera, resiliente y segura» con naciones como Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Libia, Marruecos, Palestina, Siria y Túnez.
Dubravka Suica, comisaria a cargo del proyecto, ha resaltado «La mayor fortaleza de la región reside en su juventud, su creatividad y su talento» como uno de los pilares fundamentales del acuerdo, particularmente en lo que respecta a la educación superior y las actividades culturales.
Suica también ha destacado iniciativas como la ampliación del programa Erasmus+ en la región y la creación de una Universidad del Mediterráneo, que busca ser una red de colaboración entre universidades ya existentes a ambos lados del mar para coordinar programas educativos.
«El pacto también trata de la prosperidad compartida, aportará nuevas oportunidades de inversión y empleo», explicó Suica, refiriéndose a modernización de las relaciones económicas, la promoción de la energía limpia, la resiliencia hídrica, la economía azul y la agricultura, así como la mejora de la conectividad digital y del transporte y la generación de empleo.
El tercer pilar del pacto se enfoca en reforzar la preparación regional en seguridad y cooperar en un enfoque integral de la migración, incluyendo la gestión de fronteras. El Pacto del Mediterráneo, que aún no dispone de fondos específicos, será presentado a los países de la UE y sus aliados del sur en noviembre de 2025, coincidiendo con el 30 aniversario del Proceso de Barcelona. Una vez aprobado, Bruselas planea colaborar con los países del sur para desarrollar un plan de acción detallado a partir del primer trimestre de 2026.