Los regímenes de Burkina Faso, Níger y Malí, junto con el Consejo de Estados del Sahel, han comunicado su decisión de abandonar el Tratado de Roma, que rige el Tribunal Penal Internacional. El anuncio lo realizó el ministro de Comunicaciones de Burkina Faso, Pingdwendé Gilbert Ouedraogo, en una intervención en la televisión estatal RTB, indicando que la medida será efectiva un año después de su formalización escrita.
Estos países, miembros de la Confederación de Estados de la Alianza de los Estados del Sahel (AES), argumentan que el TPI se ha convertido en una herramienta para la represión neocolonial y acusan al tribunal de practicar una justicia selectiva. Según ellos, el TPI ha fallado en su misión de procesar crímenes de guerra y otros delitos graves, mientras ha mostrado una tendencia a perseguir selectivamente a ciertos individuos, ignorando a otros. “El TPI ha demostrado su incapacidad para procesar y enjuiciar crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, crímenes de genocidio y crímenes de agresión comprobados”, han criticado.
La decisión se tomó tras una cumbre extraordinaria de ministros de Justicia de los tres países, celebrada el pasado 16 de septiembre en Niamey, donde se planteó la necesidad de reconsiderar su asociación con el Estatuto de Roma. La AES, formada el mismo día de la cumbre tras la salida de estos países de la CEDEAO, ha buscado reorientar sus alianzas internacionales hacia Rusia y alejarse de influencias occidentales como Francia, en un contexto marcado por la lucha contra el yihadismo en la región.