El gobierno camboyano ha declarado este miércoles que posee el respaldo de la comunidad internacional en sus conflictos territoriales con Tailandia, al mismo tiempo que ha hecho un llamado a Bangkok para que ‘deje de retorcer la verdad’ para que encaje en sus motivaciones y objetivos.
Pen Bona, portavoz del Ejército, ha destacado en una conferencia de prensa la importancia de la ‘unidad nacional’ para sostener a las Fuerzas Armadas de Camboya y a las autoridades en el manejo de la creciente tensión con Tailandia, que se mantiene bajo el alto el fuego facilitado por Malasia y Estados Unidos.
Pen Bona ha señalado que las fuerzas tailandesas han infringido el cese al fuego, que se estableció el pasado 28 de julio, lo que ha provocado intercambios de acusaciones con el Ejército de Tailandia, que sostiene que es Camboya la que no respeta el acuerdo.
‘El pueblo camboyano y la comunidad internacional son plenamente conscientes de esto’, declaró. ‘¿Cuándo ha provocado Camboya una guerra o ha violado territorio extranjero? No somos los que iniciamos esto. Las acusaciones son simples distorsiones que buscan cambiar las culpas de bando’, lamentó, según lo reportado por el diario ‘Khmer Times’.
‘El mundo ahora reconoce la verdad, y Tailandia ya no puede seguir diciendo lo que le venga en gana’, enfatizó Pen Bona, mientras hacía un llamado a ‘dejar que los líderes experimentados actúen para lograr la paz’.
Maly Socheata, portavoz del Ministerio de Defensa, ha comentado que la situación en la frontera permanece ‘calmada’ por ahora, aunque las autoridades ‘supervisan de cerca la situación en la zona de An Ses’.
Las relaciones entre ambos países se han deteriorado tras el incidente del 28 de mayo, cuando un soldado camboyano falleció cerca del templo de Preah Vihear, ubicado en un área controvertida, y desde entonces los esfuerzos para disminuir las tensiones no han fructificado.
Se calcula que aproximadamente 300,000 personas han tenido que dejar sus hogares en ambos países mientras las partes intercambiaban ataques. En total, más de cuarenta personas han perdido la vida en territorio de Tailandia y Camboya.
