En un reciente ataque en el estado de Kogi, en el centro de Nigeria, un grupo de personas, incluyendo al pastor de una iglesia y a su esposa, han sido secuestrados por asaltantes no identificados. Este incidente se suma a la creciente ola de ataques similares que han sacudido al país en las últimas semanas.
Las autoridades de Kogi han confirmado que el suceso tuvo lugar en la Iglesia Querubín y Serafín de la localidad de Ejiba, aunque no han precisado el número exacto de los secuestrados. El gobierno local ha condenado el ataque y continúa sin señalar posibles culpables o recibir alguna reivindicación del hecho.
Según Kingsley Fanwo, secretario de Información de Kogi, la situación es ‘muy triste’ y se están realizando esfuerzos para rescatar a los afectados. ‘Estos criminales se habían camuflado en la comunidad o en áreas boscosas cercanas desde hace días’, declaró. También cuestionó la falta de alerta de algunos residentes ante presencias desconocidas, sugiriendo que la inacción podría llevar a más víctimas.
En respuesta al incremento de secuestros, el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, declaró recientemente un estado de emergencia nacional y ordenó un aumento de reclutamiento en las Fuerzas Armadas para reforzar la seguridad. Aunque el noreste del país ha sido el foco principal de grupos como Boko Haram y Estado Islámico en África Occidental (ISWA), la inseguridad y los secuestros se han expandido a otras regiones, alertando sobre el crecimiento de redes criminales y su impacto en la población civil.
