El reciente alto el fuego en la Franja de Gaza no ha eliminado los peligros para los habitantes del enclave, ya que, después de más de dos años de ofensiva israelí con un saldo superior a 68.000 muertos, persiste la amenaza de las municiones no detonadas que quedaron en el terreno y que todavía pueden causar bajas civiles.
Anna Simonson, responsable de programas del Servicio de Naciones Unidas de Acción Contra Minas (UNMAS) en los territorios palestinos ocupados, destacó la necesidad de un ‘acceso humanitario sin obstáculos a Gaza’ para evaluar la contaminación y ajustar sus operaciones de limpieza. ‘Para poder eliminar por completo las amenazas de explosivos en Gaza, necesitamos el permiso de las autoridades israelíes para traer el equipo necesario para la desactivación de artefactos explosivos’, declaró a Europa Press.
Hasta la fecha, se han registrado al menos 560 artefactos explosivos en las áreas accesibles, pero se teme que muchos más puedan estar ocultos entre los escombros, representando un riesgo elevado, especialmente en zonas con alta actividad anterior. Simonson advirtió que estos artefactos pueden explotar inesperadamente, causando lesiones o muertes.
En respuesta al alto el fuego, la UNMAS está intensificando su presencia y cooperación en la región, ofreciendo formación sobre los riesgos de explosivos y distribuyendo material educativo para prevenir accidentes. ‘Es fundamental que las comunidades sepan qué hacer si encuentran objetos sospechosos’, enfatizó Simonson, subrayando la importancia de la acción humanitaria contra minas para la recuperación y la paz a largo plazo.
Por su parte, la ONG Humanity and Inclusion ha estimado que se necesitarían más de 30 años para limpiar completamente Gaza de municiones, con riesgos que perdurarán por generaciones. ‘Todos los habitantes de Gaza viven ahora en un terrible campo minado sin cartografiar’, alertó Nick Orr, experto de la ONG en Gaza.
RIESGO QUE AFECTA A MÁS DE 80 PAÍSES
El Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) recuerda que los restos explosivos de guerra siguen siendo una amenaza global, afectando a más de 80 países. Los estados han adoptado medidas, como el Protocolo sobre Restos Explosivos de Guerra de 2003, que obliga a las partes en un conflicto a limpiar los explosivos de sus territorios y a compartir información relevante para facilitar estas tareas.
