Los gobiernos de China y Estados Unidos han mostrado este sábado su respaldo al reciente acuerdo de alto el fuego suscrito por las autoridades de Camboya y Tailandia, con el objetivo de poner punto final al último brote de violencia en la frontera común, un episodio que en apenas dos semanas ha dejado cerca de un centenar de fallecidos.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino ha indicado que Pekín “acoge con satisfacción” la firma de la declaración conjunta de alto el fuego, al considerar que “demuestra que el diálogo y la consulta son una forma realista y eficaz de resolver disputas complejas”.
Asimismo, ha recalcado que “China está dispuesta a seguir proporcionando plataformas y creando las condiciones para una comunicación más integral y específica entre Camboya y Tailandia”, según un comunicado difundido en la página web del Ministerio.
El portavoz ha añadido que el ministro de Exteriores, Wan Yi, tiene previsto reunirse con sus homólogos de Camboya y Tailandia, Prak Sokhonn y Norodom Sihasak, en la provincia china de Yunnan, en el sur del país, durante este domingo y el lunes, en unas conversaciones en las que también participarán mandos militares de las tres naciones.
En este contexto, ha insistido en que “China desempeñará un papel constructivo en la consolidación del alto el fuego, la reanudación de los intercambios (bilaterales), la reconstrucción de la confianza política mutua, la recuperación de las relaciones y el mantenimiento de la paz regional a su manera”.
Desde Washington, la reacción ha sido más escueta. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, ha señalado: “Estados Unidos celebra el anuncio de Camboya y Tailandia (...) Instamos a ambos países a cumplir de inmediato este compromiso e implementar plenamente los términos del acuerdo de paz de Kuala Lumpur”, según ha escrito en su cuenta de la red social X.
La tensión entre los dos países se ha disparado en las últimas semanas a raíz de los continuos ataques en la franja fronteriza, donde ya han perdido la vida 96 personas en lo que va de diciembre. Las autoridades de Tailandia contabilizan 23 militares muertos y 42 civiles fallecidos, mientras que en el lado camboyano se han registrado otros 31 civiles muertos.
En este clima de hostilidad, ambos gobiernos se han acusado repetidamente de llevar a cabo provocaciones en la frontera, reavivando la escalada de julio que desembocó en el acuerdo mencionado y que, en apenas cinco días, causó la muerte de medio centenar de personas y el desplazamiento de cientos de miles de habitantes.