Varios cientos de ciudadanos tunecinos han vuelto a salir este sábado a las calles de la capital para denunciar las restricciones a las libertades políticas y públicas impuestas por el Gobierno del presidente Kais Saied y reclamar el respeto de los derechos y libertades civiles. Se trata de la cuarta protesta consecutiva de fin de semana con este mismo objetivo.
La concentración, convocada igualmente por la Liga Tunecina de Derechos Humanos, la Asociación de Mujeres Demócratas y el Colegio de Abogados, se ha celebrado bajo el lema “Las cadenas se romperán”, tomado del himno nacional. Entre los cánticos más repetidos por los asistentes se han escuchado “Libertad para los presos” y “El Estado policial se acabó”, según ha difundido la emisora Mosaique FM.
En la marcha han participado tanto jóvenes como personas de más edad, que han denunciado el deterioro de las libertades en Túnez y han exigido la excarcelación de los políticos y activistas actualmente encarcelados, algunos de ellos con condenas muy duras, en muchos casos por cargos de “complot contra la seguridad del Estado”.
Entre la multitud se han exhibido pancartas con fotografías de destacados opositores como Ahmed Néjib Chebbi, Ayachi Hammami y Chaima Issa, arrestados a finales de noviembre tras confirmarse sus condenas por presunta conspiración contra el Estado; así como de la líder del Partido Desturiano Libre (PDL), Abir Moussi, en prisión desde 2023 y recientemente sentenciada a doce años de cárcel.
Los manifestantes también han recogido el mensaje de alerta de organizaciones internacionales como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, que consideran que las últimas condenas y detenciones evidencian la “aterradora” determinación de las autoridades tunecinas de acallar a la disidencia, con el temor de un retorno a un régimen dictatorial.
En este contexto, el dirigente del Partido de los Trabajadores, Hamma Hammami, ha denunciado que las libertades individuales y colectivas han sido completamente vulneradas por una nueva dictadura que concentra el poder en manos de Saied, subrayando que las prisiones se han reabierto para quienes se oponen al régimen, de acuerdo con sus declaraciones al mismo medio.
Por otro lado, Wissem Sghaier, portavoz del partido centrista Al Jomhouri, ha sostenido que Saied ha conseguido algo “inesperado”, ya que al ordenar la detención de personas procedentes de todos los sectores políticos y culturales ha favorecido la unidad de la oposición y de la sociedad civil, contribuyendo a derribar las barreras que existían entre estas fuerzas.
Desde que en el verano de 2021 Saied destituyera a su primer ministro, suspendiera el Parlamento y se atribuyera plenos poderes, distintas ONG locales e internacionales han venido advirtiendo de un grave retroceso en los derechos fundamentales y las libertades públicas en Túnez, país considerado la cuna de la Primavera Árabe de 2011.











