El proceso de votación de las elecciones legislativas celebradas este domingo en Hong Kong ha finalizado con una participación solo algo superior a la registrada hace cuatro años, cuando se alcanzó un mínimo histórico de electores.
De acuerdo con las cifras publicadas por el Consejo Legislativo en su página web, una hora antes del cierre de los colegios electorales había acudido a votar un 31,4 por ciento del censo. Este dato supone apenas un punto y dos décimas más que el 30,2 por ciento con el que concluyeron los comicios de hace cuatro años, igualmente dominados por aspirantes afines a China y con ausencia prácticamente total de candidatos opositores.
Al igual que entonces, la cita con las urnas se desarrolla bajo un férreo control de Pekín, un factor que ha alimentado la desmovilización y el desinterés de buena parte del electorado. Paralelamente, las autoridades han intentado reducir al mínimo el impacto político del devastador incendio del 26 de noviembre en el complejo residencial Wang Fuk, en el que murieron 159 personas y que ha puesto bajo sospecha el modelo constructivo del territorio, tradicionalmente presentado como uno de sus grandes logros.
El sistema político de Hong Kong vuelve a sustentarse en estas elecciones en el principio de que “solo los patriotas” pueden presentarse a los comicios, del mismo modo que ocurrió en las elecciones locales de 2023 con el aval del Partido Comunista de China. Con este marco, Pekín pretende consolidar su dominio sobre la antigua colonia británica pese a las críticas de sectores disidentes y de la comunidad internacional, que denuncian una vulneración de derechos y libertades fundamentales.
Las autoridades de Hong Kong han trasladado este clima restrictivo también a la prensa. Según ha informado la agencia Bloomberg, este pasado sábado se convocó a agencias y periódicos internacionales con corresponsales en el territorio a una reunión en la que se les advirtió de que no difundieran “información falsa ni campañas de desprestigio”.










