Este viernes, la Comisión Europea ha hecho público el incremento en la rigurosidad de los requisitos de visado para los rusos, una medida que responde a los esfuerzos del gobierno de Vladimir Putin por “instrumentalizar la migración, realizar actos de sabotaje o potencialmente utilizar indebidamente los visados”.
Desde septiembre de 2022, tras la invasión de Ucrania, la Unión Europea ya había cancelado la facilitación de visados para Rusia, lo que implicó la eliminación de las ventajas previas en los viajes para los rusos, quienes ahora enfrentan procedimientos más costosos y prolongados para ingresar en la zona europea.
Con el respaldo de los Veintisiete, Bruselas ha decidido intensificar estas medidas, eliminando la posibilidad de obtener visados de múltiples entradas para los ciudadanos rusos, quienes deberán solicitar un permiso consular individual en cada ocasión que deseen entrar al bloque.
Estas nuevas normativas permitirán a las autoridades europeas llevar a cabo una supervisión “más estrecha y frecuente” de las solicitudes de visado procedentes de Rusia, con el objetivo de mitigar cualquier amenaza a la seguridad. Además, se busca asegurar una aplicación “uniforme” de estas normas en todos los Estados miembros, encargados de la gestión de visados, y prevenir cualquier incumplimiento del sistema establecido.
El propósito, como señalan desde la Comisión, es atenuar las amenazas al orden público y la seguridad interna, aunque se permitirán excepciones en casos “limitados y justificados” para periodistas independientes y activistas de derechos humanos. No se aplicarán estas restricciones a los rusos que posean también la nacionalidad de un país de la UE y, por tanto, disfruten de libertad de movimiento.
“Viajar a la UE y moverse libremente dentro de ella es un privilegio que no se da por sentado”, advirtió Kaja Kallas, Alta Representante de Política Exterior de la UE, acusando a Moscú de generar el “entorno de seguridad más peligroso de Europa en décadas”. Por su parte, Magnus Brunner, comisario de Interior, resaltó que “la protección de las fronteras exteriores de la UE requiere la aplicación de normas sólidas y exhaustivas de gestión de visados”.
