El embalse de Amir Kabir, crucial para el abastecimiento de agua en Teherán, enfrenta una severa escasez con reservas que apenas alcanzan para dos semanas. Esta situación es resultado de una de las peores sequías que ha vivido la región en las últimas décadas.
Behzad Parsa, director de la Empresa Regional de Aguas de Teherán, informó a IRNA, la agencia de noticias oficial de Irán, que actualmente el embalse cuenta con 14 millones de metros cúbicos de agua, lo que representa solo el 8% de su capacidad total. Comparativamente, el año pasado, la presa almacenaba 86 millones de metros cúbicos.
Además, Parsa señaló una reducción del 43% en las entradas de agua en comparación con el año anterior, atribuida a la escasez de precipitaciones. Ha hecho un llamamiento a la población para que disminuyan su consumo y ‘cambiar los patrones de uso y conservación’ con el objetivo de preservar el suministro para los más de 14,4 millones de habitantes de la capital.
La caída de las precipitaciones en Irán ha sido del 45% respecto a la media de la temporada, afectando a 19 de las principales presas del país, que se encuentran por debajo del 20% de su capacidad.
