Casi 600.000 ciudadanos venezolanos han perdido el viernes su estatus de protección temporal en Estados Unidos, tras endurecerse las políticas migratorias durante la gestión del presidente Donald Trump, situación que los expone a posibles deportaciones.
Desde este momento, estos individuos se encuentran en una posición irregular y carecen de la documentación necesaria para residir legalmente en el país, un evento calificado por los analistas como la “mayor ilegalización instantánea” de inmigrantes en la historia estadounidense.
Fin del TPS y sus consecuencias
La cancelación del TPS fue una decisión directa de Trump y en octubre, el Tribunal Supremo avaló este cambio, confirmando su capacidad para terminar con esta protección.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, señaló que Venezuela ya no satisface los criterios para mantener el TPS, citando avances en la economía y seguridad, a pesar de las denuncias de una continua crisis humanitaria por parte de los venezolanos.
La aplicación de esta medida afecta principalmente a quienes obtuvieron el estatus en 2021. Adelys Ferro, del Venezuelan American Caucus, describió la situación como “devastador” y destacó los casos «más dolorosos» relacionados con problemas de salud.
En una entrevista con Univision, Ferro comentó que muchos se han “autodeportado”, dejando incluso sus vehículos en aeropuertos para regresar a Venezuela. «Hay niños que pierden becas, deportistas que abandonan entrenamientos, empresarios que cierran negocios…», explicó.
«Estos migrantes», continuó, «quedan expuestos inmediatamente a procesos de deportación», aunque en algunos casos pueden intentar solicitar asilo o visados humanitarios. Muchos afectados expresan que regresar «implica desaparecer a manos del régimen» y describen una «situación de terror», concluyó.
