Desde Estados Unidos se ha planteado la posibilidad de proveer a Ucrania con misiles Tomahawk, permitiendo a Kiev realizar ataques de largo alcance contra Rusia en el contexto del conflicto que estalló en 2022. Esta perspectiva ha intensificado las advertencias y la retórica desde Moscú, señalando que tal acción cruzaría sus ‘líneas rojas’ en un momento donde la solución política parece estancada.
El presidente Donald Trump expresó el lunes que estaba ‘casi decidido, en gran medida’, sobre la opción de suministrar o vender estos misiles a la OTAN para que luego se transfieran a Ucrania, aunque no se ha confirmado aún esta decisión. ‘Creo que quiero saber qué van a hacer con ellos, dónde los envían, supongo. Tengo que hacer esa pregunta’, declaró. ‘No quiero ver un recrudecimiento (de la guerra)’, añadió desde el Despacho Oval tras una solicitud de Ucrania para aumentar su capacidad de respuesta militar.
La petición de Ucrania llegó en un momento de creciente frustración de Trump con Putin debido a la falta de progreso en las negociaciones de paz y los continuos ataques rusos en territorio ucraniano. JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos, confirmó que se está considerando seriamente la petición de Kiev, y Keith Kellogg, enviado estadounidense para Ucrania, indicó que se ha autorizado a Ucrania a realizar ataques profundos en territorio ruso, ya que ‘no hay nada similar a santuarios’.
Las declaraciones de Rusia sobre la posible entrega de los Tomahawk han sido severas, con Putin advirtiendo el domingo que esto podría llevar a la ‘destrucción’ de las relaciones con Estados Unidos. ‘Es importante tener en cuenta en este contexto, dejando de lado diversos matices, que estos misiles pueden estar equipados con ojivas nucleares’, alertó el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
Los Tomahawk, producidos por Raytheon, son misiles de crucero que pueden ser lanzados desde buques, submarinos y lanzaderas terrestres, y tienen un alcance de hasta 2.500 kilómetros. Según el ‘think tank’ estadounidense ISW, la entrega de estos misiles podría permitir a Ucrania alcanzar más de 1.500 ‘objetivos militares’ en Rusia, potencialmente forzando a Moscú a la mesa de negociaciones.