Las Fuerzas Armadas de República Democrática del Congo (FARDC) han denunciado que las milicias del Movimiento 23 de Marzo (M32) y sus “aliados” del Ejército ruandés continúan lanzando bombardeos de artillería contra la población civil en el este del país, a pesar del reciente acuerdo de paz sellado esta semana entre los mandatarios de ambos Estados.
RDC y Ruanda se siguen acusando mutuamente de respaldar y financiar a grupos rebeldes que operan a ambos lados de la frontera. Según el Gobierno de Kinshasa, el M23 actúa con el apoyo y la tolerancia de las autoridades ruandesas, que rechazan estas acusaciones y, a su vez, señalan a las instituciones congoleñas por sostener a formaciones armadas hostiles a Kigali. Mientras tanto, el M23 mantiene el control de las principales ciudades de las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, donde la crisis humanitaria es descrita como catastrófica.
Tras la denuncia del M23 sobre la muerte de más de una veintena de civiles en ataques de artillería supuestamente lanzados desde territorio burundés por aliados de las FARDC contra la zona de Kamaniola, en Kivu Sur, ahora es el propio Ejército congoleño el que acusa a sus adversarios de llevar a cabo nuevos bombardeos desde la localidad ruandesa de Bugarama contra “localidades congoleñas densamente pobladas” en esa misma área.
“La situación es terrible y el crimen es atroz. Numerosos civiles congoleños han muerto y se encuentran entre las víctimas de la barbarie ruandesa y del apetito criminal del AFC/M23”, añade el Ejército en un mensaje publicado en su cuenta de Facebook.
“Estos bombardeos también han destruido varias escuelas, centros de salud y viviendas civiles. Estos actos, que constituyen crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, demuestran innegablemente la postura decidida de Kigali de desafiar a la comunidad internacional, mostrando su clara voluntad y resolución de sabotear cualquier proceso de paz a pesar de los compromisos asumidos libremente ante testigos”, ha lamentado el Ejército.
Según la última actualización de Naciones Unidas, difundida por la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), entre julio y octubre de este año más de 886.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en las cuatro provincias orientales de la República Democrática del Congo.
En ese periodo, la agencia humanitaria de la ONU ha registrado 263.000 nuevos desplazados en Ituri, 123.600 en Kivu Sur, 474.000 en Kivu Norte y 26.300 en la provincia de Tanganica, reflejando la magnitud del deterioro en la seguridad y en las condiciones de vida de la población.
La OCHA ha señalado igualmente que, en paralelo, se ha producido el retorno de alrededor de medio millón de personas a sus lugares de origen 72.000 en Ituri, 67.400 en Kivu Sur y 318.000 en Kivu Norte. Sin embargo, la agencia advierte de que estos movimientos de vuelta se producen hacia zonas donde el contexto humanitario “es desastroso” y donde desplazamientos de tal envergadura “terminan por empeorar la situación” aún más, debido a la falta de servicios básicos y a la persistencia de la violencia.











