El Kremlin ha manifestado este martes que el presunto ataque atribuido a Ucrania contra la residencia del presidente ruso, Vladimir Putin, en Nóvgorod, constituye igualmente una agresión directa contra el exmandatario estadounidense Donald Trump y sus “esfuerzos” para lograr una salida política y pactada a la guerra.
“No se dirige sólo personalmente contra Putin (...) esto también está dirigido contra Trump y tiene como objetivo obstaculizar los esfuerzos por promover una solución pacífica al conflicto ucraniano”, ha señalado el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, en una comparecencia ante los medios.
Pese a la gravedad del episodio, Peskov ha recalcado que la ofensiva no ha logrado menoscabar la “confianza” existente en estos momentos entre Putin y Trump. En este contexto, ha subrayado que Rusia seguirá manteniendo el canal de diálogo prioritario con Estados Unidos, aunque se reserva la opción de revisar su postura en futuras rondas de negociación.
El portavoz ha insistido en calificar lo ocurrido como un “ataque terrorista” y ha recordado las palabras del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en su mensaje de Navidad, cuando aludió a que entre los deseos de los ucranianos figuraba la muerte de Putin.
“Fue un ataque masivo con drones”, ha enfatizado Peskov, que ha reprochado a “muchos medios occidentales” que “hacen el juego” a Zelenski al poner en duda el incidente. A raíz de este suceso, el representante del Kremlin ha indicado que no se encuentran en disposición de hacer público el paradero de Putin.
En la jornada anterior, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, denunció que las fuerzas ucranianas lanzaron en la noche del 28 al 29 de diciembre hasta 91 drones —todos ellos interceptados— contra la residencia presidencial de Putin en Nóvgorod, en el noroeste de Rusia.
Lavrov subrayó que este episodio no apartará a Rusia de la mesa de negociación con Estados Unidos, si bien podría provocar ajustes en la posición que Moscú defiende en dichas conversaciones.