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El reconocimiento de Israel a Somalilandia reconfigura el tablero estratégico en el Cuerno de África

El reconocimiento de Israel a Somalilandia reabre el pulso con Somalia y agita el equilibrio geopolítico en el estratégico Cuerno de África.

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El presidente de la región separatista somalí de Somalilandia, Abdirahman Mohamed Abdulahi OFICINA DEL PRESIDENTE DE SOMALILANDIA

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El reciente reconocimiento por parte de Israel a la región semiautónoma de Somalilandia, ubicada en el norte de Somalia, ha devuelto a esta autoproclamada república al centro del debate internacional. Somalilandia proclamó su independencia en 1991, en plena guerra civil tras la caída del régimen de Siad Barré, pero hasta ahora ningún Estado había aceptado la legalidad de esa declaración.

El 26 de diciembre, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció de forma inesperada el reconocimiento de Somalilandia, encuadrándolo en “el espíritu de los 'Acuerdos de Abraham', impulsados en 2020 por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que llevó a Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Marruecos y Sudán a establecer lazos con Israel, si bien Jartum por ahora no ha ratificado esta decisión.

Netanyahu comunicó su decisión al presidente de Somalilandia, Abdirahman Mohamed Abdulahi, conocido como “'Irro'”, en un contexto en el que Israel intenta estrechar la cooperación con este territorio. El movimiento fue rechazado de inmediato por el Ejecutivo federal somalí y por la práctica totalidad de la comunidad internacional, con la excepción de Taiwán, cuyas autoridades celebraron abiertamente la decisión israelí.

En respuesta, el Parlamento de Somalia celebró el domingo una sesión extraordinaria en la que declaró como “nulo” el reconocimiento israelí y afirmó que contraviene el Derecho Internacional. Al mismo tiempo, recordó que Somalilandia “es una parte inalienable del territorio de la República Federal de Somalia”, una posición que respaldan los principales organismos multilaterales.

El presidente somalí, Hasán Sheij Mohamud, ha endurecido su discurso en los últimos días y ha denunciado el “ataque” de Israel contra Somalia. También ha avisado del “riesgo de desestabilización” en el Cuerno de África, incluida la posibilidad de “revivir a elementos extremistas”, en alusión al grupo yihadista Al Shabaab, vinculado a Al Qaeda, que igualmente ha cargado contra Netanyahu por su decisión sobre Somalilandia.

Mohamud ha subrayado el compromiso “inamovible” de Mogadiscio con “la defensa de su soberanía e integridad territorial” y ha reiterado que Somalilandia “es una parte inseparable de la República Federal de Somalia”. Esta postura es coherente con la mantenida frente a Etiopía tras el polémico memorando de entendimiento sellado en 2024 entre Adís Abeba y las autoridades de la región semiautónoma.

El movimiento de Etiopía, que desencadenó una dura crisis diplomática, se inscribe en su intento de recuperar una salida propia al mar, perdida en 1993 con la independencia de Eritrea. Para ello, Adís Abeba buscaba un pacto con Somalilandia que le garantizara acceso al litoral a cambio de un porcentaje de Ethiopian Airlines y el eventual reconocimiento de su independencia, un escenario que, por el momento, no se ha concretado.

Reivindicaciones históricas y situación interna de Somalilandia

Somalilandia, con un gobierno autónomo desde hace más de treinta años, proclamó su independencia en 1991 tras una conferencia celebrada en el territorio, en la que se decidió “revocar” la unión con Somalia y restablecer un Estado dentro de las fronteras del antiguo Protectorado Británico de Somalilandia. Sin embargo, ningún país ha reconocido oficialmente esta declaración.

El Gobierno federal respondió limitando las capacidades de la región para establecer relaciones exteriores y poniendo trabas a su participación en los mercados internacionales. Pese a ello, en los últimos años Somalilandia ha cerrado acuerdos de inversión con Etiopía y Emiratos Árabes Unidos (EAU), y es considerada una de las zonas más estables y con mayor desarrollo democrático de Somalia.

El territorio comparte fronteras terrestres con Yibuti y Etiopía, además de con la región semiautónoma de Puntlandia, con la que mantiene un contencioso por la soberanía de varias áreas limítrofes. Dispone asimismo de más de cien kilómetros de costa sobre el golfo de Adén, frente a las costas suroccidentales de Yemen, lo que refuerza su valor estratégico.

Las raíces de sus aspiraciones independentistas se remontan al siglo XIX, cuando el área era un protectorado británico. Esa situación cambió en 1960, con la unificación con Somalia, entonces administrada por Italia. En la década de 1980 surgió un importante movimiento insurgente contra la junta de Siad Barré, que había llegado al poder mediante un golpe de Estado en 1969.

El derrocamiento de Barré tuvo lugar en un conflicto en el que el Movimiento Nacional Somalí (SNM) desempeñó un papel clave. Tras la caída del dictador, el SNM rechazó cualquier gobierno interino que no liderara la transición y, poco después, proclamó la independencia de Somalilandia, con Hargeisa como capital, abriendo paso a una sucesión de ejecutivos elegidos en las urnas.

El Ejecutivo somalí, que continúa negando las aspiraciones secesionistas de Somalilandia, anunció en diciembre de 2023 su disposición a retomar el diálogo para resolver las diferencias, en un proceso mediado por Yibuti. Sin embargo, el acuerdo suscrito una semana más tarde entre Hargeisa y Etiopía frustró estos intentos y volvió a deteriorar las relaciones.

Impacto regional y juego geopolítico

El gesto de Israel, celebrado por las autoridades de Somalilandia como un hito en sus aspiraciones, ha provocado una fuerte reacción en varios actores regionales. Irán, Turquía, el Gobierno palestino, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y los rebeldes hutíes de Yemen han criticado duramente la decisión, que interpretan como parte de la estrategia geopolítica israelí en la zona.

Uno de los principales temores de estos países y organizaciones es que Israel intente cerrar acuerdos militares y de seguridad con Somalilandia, situada en las proximidades del estrecho de Bab el Mandeb, paso clave entre el mar Rojo y el golfo de Adén. Este emplazamiento podría facilitar la instalación de bases frente a Yemen, país contra el que Israel ha llevado a cabo decenas de bombardeos en los últimos años, tras los ataques del 7 de octubre de 2023.

Además, las autoridades palestinas y Hamás han expresado su preocupación por la posibilidad de que el Gobierno israelí busque trasladar a Somalilandia a parte de la población de la Franja de Gaza, devastada por la ofensiva posterior al 7-O. Las autoridades de la región somalí han rechazado estos temores y han asegurado que dicha opción no se contempla.

Turquía observa con recelo el movimiento de Israel, con quien mantiene una relación tensa en varios escenarios, especialmente en Siria. Ankara ha realizado importantes inversiones en Somalia y mantiene allí su mayor base militar en el extranjero. El Gobierno turco se ha convertido, además, en uno de los principales apoyos del Ejército somalí en su lucha contra Al Shabaab y en un socio clave de Mogadiscio.

Somalilandia pretende explotar su ubicación estratégica para forjar nuevas alianzas, siguiendo una senda parecida a la de Yibuti, que alberga numerosas bases militares foráneas, entre ellas de Estados Unidos, China, Francia, Italia y Japón. Sin embargo, la ausencia de reconocimiento internacional sigue siendo un obstáculo de peso para estas ambiciones.

Queda por ver si el paso dado por Israel, que se ha topado con el rechazo de organizaciones como la Unión Africana (UA), la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD, según sus siglas en inglés) y la Liga Árabe, será secundado por otros Estados. De ocurrir, supondría un importante respaldo a las aspiraciones de independencia de Somalilandia y podría alterar de forma duradera el equilibrio de poder en el Cuerno de África.