Este martes, Irak se enfrenta a elecciones legislativas que revelarán la compleja situación de un país aún debilitado por conflictos y la amenaza yihadista, resistiéndose a ser simplemente un peón en el tablero geopolítico de Estados Unidos e Irán. A pesar de que el sectarismo entre suníes, chiíes y kurdos sigue influyendo en el voto, los ciudadanos exigen al gobierno condiciones de vida dignas, un aspecto crucial en unos comicios donde el bloque chií Marco de Coordinación, que respaldó al primer ministro Mohamed Shia al Sudani, es el favorito tras la retirada de Muqtada al Sadr, el gran vencedor de las últimas elecciones.
La preponderancia de Irán en la política de Irak es notable, especialmente en términos de seguridad, como lo demuestra la reciente conversación entre Al Sudani y el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, quien le solicitó al mandatario iraquí que detuviera las acciones de la coalición de milicias chiíes conocidas como Fuerzas de Movilización Popular (FMP), consideradas por Washington como un brazo armado de Irán.
En el ámbito doméstico, Al Sudani ha hecho esfuerzos limitados, como el despido de dos comandantes tras un ataque en julio, para reducir la influencia de las FMP, pero estos esfuerzos chocan con las iniciativas del Marco de Coordinación para fortalecer a las milicias.
UNA COALICIÓN DIVIDIDA
El Marco de Coordinación sufre de divisiones internas significativas, marcadas por la lucha de poder entre Al Sudani y la subcoalición Estado de Derecho, dirigida por el ex primer ministro Nuri al Maliki. Al Maliki ha capitalizado en parte las críticas de Al Sadr sobre la corrupción y el abuso de poder en el gobierno de Al Sudani, lo que representa un serio impedimento para el progreso del país.
Los expertos del Atlantic Council señalan que Estado de Derecho ha denunciado repetidamente el mal estado de los servicios públicos y las relaciones de Al Sudani con el nuevo régimen suní en Siria y otros países árabes, vistos como hostiles por importantes sectores del ejército iraquí.
Al Sudani ha basado su campaña en los logros obtenidos, como la creación de casi 700.000 empleos públicos en tres años, con el objetivo de aplacar las protestas y la violencia que emergieron en 2019. Su programa busca atraer más inversiones extranjeras y reorientar a los jóvenes hacia el sector privado.
UN FUTURO DE ALIANZAS
La subcoalición Construcción y Desarrollo que lidera Al Sudani podría ganar la mayoría en la legislatura de 329 escaños, pero en Iraq ningún partido puede gobernar solo, lo que implica un proceso de alianzas complejo y prolongado. Según un acuerdo post-invasión estadounidense, el primer ministro debe ser chií, mientras que otros cargos importantes están reservados para suníes y kurdos.
Casi 21 millones de electores están llamados a votar este martes, con una participación inicial en la votación especial del domingo que alcanzó un récord del 82,4 por ciento entre las fuerzas de seguridad. Sin embargo, existe la preocupación de que la participación civil pueda ser baja, lo que reflejaría el escepticismo y la apatía de los votantes hacia el futuro político del país.











