Una epidemia de cólera que azota a Sudán desde hace varios meses, ya catalogada como una de las más severas en tiempos recientes, ha resultado en la muerte de al menos 40 personas en Darfur en tan solo una semana, de acuerdo con Médicos Sin Fronteras (MSF), quienes han urgido a la comunidad internacional a actuar de manera inmediata ante una situación «catastrófica».
Hasta el 11 de agosto, el Ministerio de Sanidad de Sudán había contabilizado cerca de 100.000 casos sospechosos de cólera y más de 2.470 muertes. La alarma es especialmente alta en áreas gravemente afectadas por la guerra civil que empezó en 2023, como Darfur.
En particular, en localidades como Tawila, donde unas 380.000 personas han buscado refugio de los conflictos entre el Ejército sudanés y grupos paramilitares cerca de El Fasher, los equipos de MSF atendieron a más de 2.300 pacientes hasta finales de julio.
En la primera semana de agosto, el centro de tratamiento del hospital local, que cuenta con 130 camas, recibió a unos 400 pacientes, reflejando la grave crisis que supera las capacidades de respuesta local y amenaza con propagarse a países vecinos, donde continúan llegando refugiados.
Sylvain Penicaud, coordinador de proyectos de MSF en Tawila, ha señalado en un comunicado que los desplazados y refugiados «no tienen más opción que beber agua de fuentes contaminadas». «Hace dos semanas, un cadáver fue localizado en un pozo de estos campamentos. Lo retiraron pero, dos días más tarde, la gente tuvo que beber otra vez de esa misma agua», explicó.
Las intensas lluvias han agravado la contaminación del agua y deteriorado las frágiles infraestructuras sanitarias. Tuna Turkmen, jefa de misión de MSF en Sudán, ha destacado que «la situación actual va más allá de lo urgente» y ha pedido una «respuesta internacional que incluya un mecanismo de coordinación de emergencia capaz de ofrecer atención sanitaria, mejorar los servicios de agua y saneamiento y comenzar campañas de vacunación contra el cólera en las áreas afectadas a un ritmo acorde con la urgencia de la situación».
Turkmen también ha enfatizado que «no se puede dejar morir a los supervivientes de la guerra por una enfermedad prevenible». «Cada día de retraso», ha advertido, «cuesta vidas».















