El gobierno de Eritrea ha rechazado rotundamente las acusaciones de Etiopía respecto a su colaboración con el Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) para iniciar un conflicto bélico, calificándolas de «farsa engañosa». Según declaraciones de las autoridades eritreas, Adís Abeba ha estado emitiendo un «provocador ruido de sables» en los últimos tiempos.
Yemane Meskel, ministro de Información de Eritrea, ha expresado en la red social X que la carta del Ministerio de Exteriores etíope al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, es «asombrosa por su descaro» y representa «un acto extremo de duplicidad». Meskel denunció que la política del Partido de la Prosperidad de Etiopía se ha centrado en lograr acceso al mar, incluso mediante la fuerza si fuera necesario, acompañado de una intensa campaña de propaganda.
«La última carta es una farsa engañosa y un insulto a la inteligencia del pueblo etíope y de la comunidad internacional», declaró Meskel, reafirmando la postura de Eritrea de evitar provocaciones y conflictos. Por su parte, el TPLF ha enviado una misiva a Guterres rechazando las acusaciones y señalando que el gobierno central intenta desviar la atención de sus propias infracciones del acuerdo de paz de 2022.
El TPLF también ha criticado que las acusaciones de Adís Abeba son «totalmente infundadas» y ha destacado la necesidad de reconocer los contactos entre las comunidades de Tigray y Eritrea como un avance hacia la paz y la reconciliación regional. Han advertido sobre la «creciente militarización en Tigray», lo que amenaza con revertir la paz establecida por el Acuerdo de Pretoria.
Finalmente, la situación en la región sigue siendo tensa, especialmente tras la extensión del mandato de la autoridad interina en Tigray y los cambios en su liderazgo, lo que ha intensificado las acusaciones de colusión entre el gobierno eritreo y el TPLF, incluidos preparativos para conflictos bélicos.