Este fin de semana, entidades humanitarias y civiles han alertado sobre la crítica situación que enfrentan los desplazados y refugiados sudaneses, tanto dentro como más allá de las fronteras del país. Desde la urbe de Tawila en Darfur, que ha recibido cerca de 400.000 individuos en menos de dos meses, hasta los campamentos en Uganda, donde se han registrado ataques contra sudaneses.
El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) ha informado que, desde abril, Tawila ha recibido aproximadamente 379.000 personas escapando de campañas de destrucción y asedio por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido hacia el campamento de Zamzam y la ciudad de El Fasher, capital de Darfur Norte.
‘La mayoría son mujeres (un 70 por ciento), niños y personas con discapacidad que llegan a los campamentos, en su mayoría a pie, tras días de huir para salvar sus vidas’, señala la ONG en una nota que también destaca que los cuatro campamentos establecidos están totalmente sobrepasados: solo un 10 por ciento de los residentes tiene acceso a agua potable y la mayoría de las familias reportan que consumen una comida al día o menos.
Desde abril de 2023, un total de 782.000 personas han sido desplazadas de El Fasher y Zamzam, incluidas casi 500.000 solo entre abril y mayo de 2025, recuerda la organización.
Los campos de refugiados en Uganda se enfrentan a problemas de inseguridad. La ONU calculó a finales de 2024 que 64.000 sudaneses cruzaron Sudán del Sur hacia el oeste de Uganda, enfrentándose a amenazas de grupos armados.
Recientemente, este mismo jueves, 16 refugiados sudaneses fueron heridos, algunos gravemente, después de que más de un centenar de personas asaltaran el campamento de Kiryandongo. A pesar de la intervención policial, como reporta ‘Sudans Post’, ninguno de los atacantes fue detenido. Grupos de refugiados afirman que el asalto fue un acto de violencia premeditada contra su comunidad, el más reciente de una serie de ataques en los últimos meses.