Este martes, las manifestaciones en Nepal han escalado con incendios y ataques a instalaciones del gobierno y hogares de figuras políticas importantes. Este aumento de la violencia coincide con la renuncia de Sharma Oli, el primer ministro, tras protestas masivas provocadas por la prohibición de acceso a importantes redes sociales, que el lunes dejaron un saldo de aproximadamente veinte víctimas fatales.
Grupos de manifestantes han asaltado y prendido fuego a importantes edificaciones gubernamentales, incluyendo la sede central del gobierno. Adicionalmente, se dirigieron a la cárcel de Nakhu, en las afueras de Katmandú, donde extrajeron por la fuerza a Ravi Lamichhane, líder del partido Rastriya Swatantra.
Otros intentos de incendios se han dirigido hacia sedes partidistas y edificaciones gubernamentales, incluyendo la residencia del ex primer ministro y líder del Partido Comunista, Sharma Oli, así como las oficinas de su partido. La casa de Jhalanath Khanal, otro líder comunista, también fue incendiada, resultando en graves heridas para su esposa, Ravilakshmi Chitrakar, de acuerdo con el portal Nepal News.
A pesar de los llamados a la ‘contención’ por parte del Ejército, que ha solicitado ‘la protección del patrimonio nacional’ en un comunicado, la violencia ha continuado. Altos funcionarios del gobierno también han hecho un llamado a la ‘calma’ para abordar la crisis política en medio de acusaciones de corrupción por parte de los manifestantes jóvenes.
LA ONU PIDE MODERACIÓN Y UNA ‘RIGUROSA INVESTIGACIÓN’
António Guterres, el secretario general de la ONU, ha expresado su pesar por las muertes en Nepal y ha extendido sus condolencias a los familiares de los manifestantes, al tiempo que ha solicitado una ‘rigurosa investigación’ sobre los eventos recientes.
En palabras de su portavoz, Stéphane Dujarric, Guterres ha instado a la moderación ‘para evitar una mayor escalada de violencia’ y ha urgido a las autoridades a ‘cumplir con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos’. Además, ha destacado la importancia de que las protestas se lleven a cabo de manera pacífica, respetando la vida y la propiedad, y ha hecho un llamamiento al diálogo ‘para forjar un camino constructivo hacia el futuro’.
