Nueve antiguos altos ejecutivos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han lanzado una severa crítica contra el actual secretario de Sanidad, Robert Kennedy Jr., acusándolo de comprometer la salud de la población estadounidense luego de destituir a la directora Susan Monarez.
Según un editorial en ‘The New York Times’, estos ex directivos denuncian que Kennedy ha echado a numerosos empleados y ha reducido los fondos para la investigación, al mismo tiempo que ha sustituido a especialistas calificados en paneles de salud por individuos no capacitados que comparten sus opiniones peligrosas sobre las vacunas y la COVID-19.
Describen la situación como inaceptable y expresan que debería alarmar a todos los estadounidenses, independientemente de sus inclinaciones políticas. En sus palabras: Durante nuestros respectivos mandatos, no siempre estuvimos de acuerdo con nuestros líderes, pero nunca nos dieron motivos para dudar de que confiarían en información basada en datos o de que apoyarían a los trabajadores.
Entre los firmantes del artículo se encuentran figuras como Anne Schuchat, Richard Besser y otros exdirectores como William Foege y Rochelle Walensky, provenientes de administraciones tanto republicanas como demócratas.
Después de la salida de Monarez, otros cuatro altos funcionarios renunciaron, incluido Demetre Daskalakis, quien en su carta de renuncia criticó que la agencia estaba siendo usada para generar políticas que no reflejan la realidad científica y están diseñadas para perjudicar, en lugar de mejorar la salud pública.
La alteración en el calendario de vacunación para adultos y niños fue particularmente señalada por Daskalakis como una amenaza para la vida de los más jóvenes y las embarazadas, denunciando una manipulación de los datos para fines políticos sin precedentes en su carrera. Debra Houry y Daniel Jernigan, también hicieron eco de estas preocupaciones, acusando a Kennedy de instrumentalizar la agencia de salud.
Finalmente, Kennedy, conocido por sus controvertidas posiciones sobre las vacunas y el autismo, despidió a 17 expertos de la comisión sobre vacunas de los CDC por supuestos conflictos de intereses.
















