Exmilitar británico es absuelto de cargos por los sucesos del Domingo Sangriento en Irlanda del Norte

Un exmilitar británico ha sido absuelto por el Tribunal de la Corona de Belfast de cargos relacionados con el Domingo Sangriento de 1972.

Archivo - Víctimas del Domingo Sangriento se manifiestan en Londonderry, en Irlanda del NorteLiam Mcburney/PA Wire/dpa - Archivo

El Tribunal de la Corona de Belfast ha declarado inocente a un antiguo soldado británico, imputado por dos asesinatos y cinco intentos de asesinato en el trágico evento conocido como Domingo Sangriento, ocurrido en enero de 1972 en Londonderry, Irlanda del Norte.

En aquel día, el 30 de enero, 13 individuos perdieron la vida y 15 más resultaron lesionados durante una manifestación en Bogside, un barrio mayoritariamente católico de Londonderry. La protesta, que no contaba con autorización, atrajo a cerca de 15.000 personas y se realizaba en oposición a la detención sin juicio de sospechosos de pertenecer al IRA.

Durante los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas armadas, integrantes del Regimiento de Paracaidistas abrieron fuego contra alrededor de 30 civiles, resultando en la muerte de 13 de ellos. Un decimocuarto falleció cuatro meses después del incidente.

El acusado, conocido únicamente como ‘Soldado F’ debido a una orden de protección de identidad, enfrentaba cargos por los homicidios de James Wray y William McKinney, y por intentar asesinar a Patrick O’Donnell, Joseph Friel, Joe Mahon, Michael Quinn y un individuo no identificado. Sin embargo, el juez Patrick Lynch concluyó la insuficiencia de pruebas para su condena, según informó la BBC.

La única evidencia que vinculaba a ‘Soldado F’ con los hechos en el parque Glenfada provenía de testimonios de otros dos paracaidistas, identificados como los soldados G y H, en la investigación inicial. La revisión del caso del Domingo Sangriento se reanudó en 2016, conduciendo a la imputación en 2019 de solo uno de los soldados implicados. Un informe de 2010, redactado por Lord Saville, concluyó que las víctimas no representaban amenaza alguna para los soldados, contradiciendo las afirmaciones de 1972 de que los fallecidos estaban armados y de que los militares actuaron correctamente.

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