Este sábado ha concluido la elección de la cámara baja del Parlamento checo, después de dos jornadas de votación, siguiendo la costumbre electoral del país. Este evento electoral ha registrado un incremento preliminar en la participación en un momento decisivo, dado el contexto de división del país entre la alineación con Bruselas y las tendencias euroescépticas.
Los primeros datos sugieren que la participación ha superado ampliamente el 50 por ciento, alcanzando hasta el 60 por ciento en áreas como Praga.
Se espera que los primeros sondeos a pie de urna se publiquen esta noche, aunque los resultados definitivos no se conocerán hasta el lunes.
Andrej Babis, ex primer ministro y figura populista, se perfila como el principal candidato para lograr la victoria, a pesar de las severas críticas de sus adversarios políticos, quienes advierten que su triunfo podría facilitar un acercamiento con Rusia.
De confirmarse su victoria, Babis podría liderar a la nación hacia una postura más crítica con la Unión Europea, similar a la de líderes como Robert Fico en Eslovaquia y Viktor Orbán en Hungría, especialmente en el contexto de la invasión a Ucrania y los continuos incidentes con drones en Europa.
La importancia de estas elecciones se acentúa ante el interés de Rusia por consolidar aliados en medio del conflicto ucraniano. A pesar del revés sufrido por los partidos pro-Kremlin en las recientes elecciones en Moldavia, donde se fortaleció el partido proeuropeo, Rusia busca influir en el electorado checo, según expertos.