Tras un período marcado por controversias y un contexto de alto el fuego, la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), respaldada por Israel y Estados Unidos, ha decidido finalizar su actividad en la Franja de Gaza. Este lunes, la organización ha comunicado oficialmente la ‘conclusión exitosa de su misión de emergencia en Gaza’, tras haber distribuido más de 187 millones de comidas a la población civil del enclave palestino, evitando el desvío de recursos a Hamás u otros grupos.
John Acree, director ejecutivo de GHF, ha reivindicado la eficacia del modelo implementado por la fundación, destacando su capacidad para ‘satisfacer una necesidad urgente’ y su éxito en ‘demostrar que un nuevo enfoque podía tener éxito donde otros habían fracasado’. La iniciativa surgió tras una solicitud directa del presidente Donald Trump, con el objetivo de que la ayuda llegase sin intermediarios a los necesitados.
‘Desde el primer día, nuestra misión fue clara: alimentar de manera directa y segura a quienes más lo necesitaban en Gaza’, destacó Acree, quien también mencionó la distribución de 1,1 millones de paquetes de alimentos complementarios para niños desnutridos y la priorización en la ayuda a sectores vulnerables como mujeres, niños y ancianos, bajo la supervisión de un equipo estadounidense formado por profesionales humanitarios y exmilitares, además de trabajadores locales.
Por otro lado, la fundación ha expresado su disposición a mantenerse activa como ONG y a reorganizarse si surgen nuevas necesidades humanitarias en el futuro, a pesar de la falta de colaboración de otras organizaciones de ayuda ‘tradicionales’. En Estados Unidos, el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Thomas Pigott, ha elogiado a GHF por su papel durante los cuatro meses y medio de operaciones, señalando que fue ‘fundamental’ para que Hamás accediera a un alto el fuego, gracias a un modelo que impidió el saqueo de la ayuda.
