El primer ministro búlgaro, Rosen Zheliazkov, ha presentado este jueves su renuncia y la de todo su Ejecutivo, apenas un día después de las últimas manifestaciones multitudinarias que, tanto en Bulgaria como en el extranjero, reunieron a decenas de miles de personas contra la clase política y los presupuestos de 2026.
Ante la Asamblea General y acompañado por sus ministros, Zheliazkov ha oficializado su dimisión en una intervención retransmitida por televisión, mientras el Parlamento votaba la que ya era su sexta moción de censura en menos de un año. “Escuchamos la voz de la ciudadanía. Sus demandas son la renuncia del Gobierno (…) Esta energía cívica debe ser apoyada y alentada”, ha declarado el primer ministro durante su discurso.
El dirigente ha subrayado la compleja coyuntura que atraviesa Bulgaria desde hace años, marcada por una intensa inestabilidad política que ha obligado a celebrar seis elecciones en los últimos tres años. En ese contexto, ha reivindicado que su gabinete ha cumplido los compromisos asumidos cuando tomó las riendas del país tras los comicios de octubre de 2024.
Zheliazkov ha insistido en que su equipo ha alcanzado las metas fijadas en materia económica y fiscal. “Prometimos estabilidad macroeconómica y la logramos. Prometimos y logramos un crecimiento sin precedentes en los ingresos presupuestarios (…) Propusimos un presupuesto para 2026 que, a pesar de su diversidad y los comentarios, se centró en la protección social y los beneficios que los ciudadanos deben tener y conservar en el próximo año”, ha sostenido el primer ministro, defendiendo el plan de cuentas que ha encendido la calle.
En su intervención, el jefe del Gobierno saliente ha lamentado que la acción del Ejecutivo no haya sido comprendida. “Todo esto parece no haber podido explicarse completamente, o nuestros oponentes políticos no quisieron comprenderlo. Sin embargo, esto no es un reproche a los ciudadanos que protestan. Entendemos que la protesta es contra de la vanidad, la arrogancia, una protesta por valores, por comportamiento, por actitud”, ha afirmado, deslindando a la ciudadanía de la confrontación partidista.
Las movilizaciones del miércoles y del pasado 1 de diciembre, que se extendieron por varias ciudades del país, se dirigían principalmente contra la primera versión del proyecto de presupuestos para 2026. Ese borrador contemplaba subidas de impuestos y un incremento del endeudamiento para sostener el gasto público, una estrategia que, según sus detractores, buscaba asegurar la fidelidad de una administración y unas fuerzas de seguridad señaladas por numerosos casos de corrupción.
La renuncia del Ejecutivo llega, además, a tan solo 20 días de la entrada de Bulgaria en la zona euro, un hito económico y político para el país. En las últimas semanas, la oposición había redoblado la presión para forzar la salida de Zheliazkov, que en enero asumió el liderazgo de un frágil gobierno de coalición tras la victoria de Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB) en las elecciones celebradas en octubre.











